Los banqueros estadounidenses y los empleados de empresas de inversión de Wall Street tendrán que mantener la boca cerrada incluso en los comedores y los ascensores, ya que los reguladores aumentan el número de inspectores financieros en las empresas para poder controlarlas en todas partes.
Según una fuente citada por The Wall Street Journal, los inspectores del Banco de la Reserva Federal de Nueva York y de la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC) recorren los pasillos de los bancos y compañías de inversión en un intento de prevenir una nueva crisis. Los revisores comprueban la estabilidad financiera y seguridad de las firmas, estudian su rendimiento y la calidad de la gestión y administración.
Para este otoño su número se duplicará: cada jugador importante en el mercado será vigilado por 35 auditores en lugar de los actuales 15-20.
En la lista de empresas expuestas al riguroso escrutinio figuran los 15 mayores bancos estadounidenses tales como Bank of America, Goldman Sachs, Morgan Stanley, los grupos Capital One Financial, U.S. Bancorp, Wells Fargo y subdivisiones de Royal Bank of Scotland y HSBC Holdings.
Los expertos de la Reserva Federal de Nueva York y de la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC) obtendrán un acceso sin precedentes a la documentación de las firmas financieras. Pasarán por los mismos torniquetes de entrada que los empleados, comerán en los mismos cafés y comedores y de vez en cuando harán preguntas a la alta dirección.
Por lo general, los principales expertos son financieros profesionales con por lo menos 20 años de experiencia. No les permiten a los altamente calificados ocupar el mismo cargo durante más de cinco años para que no se habitúen demasiado a los altos sueldos de Wall Street. No se divulga la información sobre los salarios de los principales observadores.
Pero no solo los reguladores toman medidas enérgicas. La agencia internacional Fitch Ratings reiteró su intención de retirarle la máxima calificación crediticia de EE. UU., AAA, si el límite de endeudamiento del país no se eleva.
La situación de la deuda del país deja mucho que desear. En enero de 2011 el Departamento del Tesoro de EE. UU. comunicó que la deuda pública había alcanzado su máximo histórico, lo que fue confirmado el pasado 16 de mayo por el secretario del Tesoro, Timothy Geithner: se había llegado oficialmente al límite de 14.294 billones de dólares.
Los poderes ejecutivo y legislativo tendrían que acordar la elevación del límite para la deuda a plazo fijo durante las próximas semanas, es decir, antes del 2 de agosto.