El presidente de EE. UU., Barack Obama, declaró que haría todo lo posible para evitar un impago al menos en 2011. Para ello el Congreso tendrá que elevar el nivel de deuda pública más de 2 billones de dólares. ¿Es difícil para los estadounidenses vivir a crédito?
Los congresistas han pospuesto sus vacaciones y el presidente de EE. UU. se quedó de nuevo sin días de descanso para resolver el problema económico más espinoso: la elevación del nivel de endeudamiento. El Congreso y Barack Obama se reúnen cada día para alcanzar un consenso y alejar el peligro del cese de pagos que EE. UU. se verá obligado a declarar el 2 de agosto si los legisladores no incrementan el límite.
El país superó el límite ya el 16 de mayo al exceder el nivel de 14,3 billones de dólares, pero los 'trucos' de contabilidad del jefe del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, permitieron aplazar la situación de impago.
El Congreso de EE. UU. no permitirá contraer más deuda hasta que se adopte una ley para reducir los gastos presupuestarios. Y son precisamente estos métodos de ahorro el último obstáculo entre el presidente demócrata y los republicanos.
“El presidente sigue insistiendo en el aumento de los impuestos, pero esto no es significativo en comparación con una reforma radical que sea capaz de resolver problemas a corto y mediano plazo, y quiero hacerlo. Quiero hacer lo que, en mi opinión, responde mejor a los intereses del país. Pero se necesitan dos para bailar un tango, y todavía no hay una pareja”, señaló el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner.
Barack Obama propone subir los impuestos a los ricos y aminorar el programa de seguro médico. Los republicanos a su vez exigen mantener los impuestos en el mismo nivel y disminuir drásticamente el apoyo financiero para los pobres y los jubilados.
Ni esta opción ni el impago le conviene a Barack Obama y a su canditatura presidencial para las elecciones de 2012. Sin la posibilidad de acceder a créditos, EE. UU. dejará de pagar intereses sobre los bonos, salarios y pensiones de los funcionarios públicos, y entonces la crisis económica de 2008 parecerá solo una pequeña falla en el sistema.
Aunque la decisión todavía no se ha encontrado, los opositores creen que lograrán llegar a un acuerdo para la fecha. Los gastos para la guerra, la educación y la medicina tendrán que reducirse, la única pregunta es en cuánto: un billón de dólares, dos o tres. El acuerdo final se conocerá dentro de no más de tres semanas.