Los bancos cubanos han otorgado importantes créditos a los agricultores en el marco de la nueva política económica impulsada por el presidente Raúl Castro. Más de 13.000 productores agrícolas se han visto beneficiados por los préstamos destinados para cubrir el ciclo natural de los cultivos o para inversiones.
Antonio López Batista da la impresión de ser una persona absolutamente feliz. Ya que solo un afortunado puede ganar dinero, haciendo lo que de verdad le gusta. Este terreno, que se encuentra a dos cuadras de su casa, se lo concedió el Estado para que cultive hortalizas y luego las venda a sus vecinos. Un buen trato para todos.
“Te dan la licencia, te ayudan, te dan semilla, te dan de todo. Y tienes que pagar una parte. Yo no soy empresario, es un modo de entretenerme. Yo me entretengo ahí, a mí me gusta eso”, argumenta Antonio.
Esta pasión por el cultivo de hortalizas la comparten miles de isleños. A primera vista el urbanismo y la agricultura son términos poco compatibles, pero para Cuba esta fusión se ha convertido en una fórmula perfecta para abastecer a la población con verdura fresca y ecológicamente limpia.
“La vida nos demostró que los senderos que veníamos siguiendo para producir alimento, nos correspondían a las exigencias de nuestras tierras y de nuestras condiciones. Y veíamos que ya la fertilidad de nuestras tierras, si no le aplicábamos los fertilizantes químicos, y no le aplicábamos pesticidas químicos, (y la mayoría - muchos de ellos - muy agresivos), no obteníamos rendimientos adecuados en nuestras tierras y vimos que había que hacer un cambio”, señaló Nelson Companioni Concepción, director del programa de la agricultura urbana y suburbana de INIFAT, secretario ejecutivo del programa nacional de agricultura urbana y suburbana.
Y este cambio se produjo a principios de los 90. La grave crisis económica que azotaba el país tras la caída de la mayoría de los regímenes socialistas obligó al gobierno a acercar la producción agrícola a los consumidores. De tal modo hoy en día gran parte de la verdura y fruta cubana se vende directamente en el lugar donde se cultivó.
“Los precios aquí son estables, son buenos. Hay bastante productos y de calidad. Y todo limpio, organizado. Y siempre hay hortaliza fresca, que es lo más importante para población. Que no es de otro día, es que la acaban de sacar del campo y está puesta ahí en el mostrador”, indicó Juan Campos Montecino, comprador en el mercado.
Con los años este tipo de labranza fue perfeccionándose - en particular, su tecnología de uso de suelos y de riego. Actualmente es un sistema completamente ecológico: no se contaminan las aguas subterráneas y se evitan las emisiones de productos químicos a la atmósfera.
El movimiento de la agricultura urbana se extendió por todo el país y sumó a miles de personas. El desarrollo de las zonas verdes en las ciudades ya demostró su eficacia al satisfacer las necesidades de la población sin dañar el medioambiente.
El vicedecano del Colegio de periodistas Cubano-Americanos, Eladio José Armesto, cree que “el sistema del gobierno isleño requiere de modificaciones tales como las que se están llevando a cabo” para la mejora de la economía del país.
“En Cuba existe un déficit alimenticio muy grave. Se requiere la importación de comida porque los campesinos cubanos no han recibido nunca los instrumentos y el incentivo para producir la alimentación que la isla requiere. Entonces este programa refleja […] una urgente necesidad de cambiar la forma de funcionamiento del sistema y permitirle al agricultor cubano mayor libertad para poder realizarse”, destacó el experto.