Tras dos días de la firma del contrato de suministro de gas entre la Empresa Nacional Petrolera de Azerbaiyán (GNKAR) y Gazprom, el presidente azerbayano, Iljam Alíev, acusó abiertamente a Turquía de mostrar poca coherencia durante las negociaciones y de poner trabas a la exportación del combustible azerbayano a Europa. Durante la sesión ampliada del gobierno, el mandatario declaró que aún encontrándose en este período tan difícil, los inversores extranjeros encabezados por BP están dispuestos a invertir 20.000 millones de dólares en la economía del país en el marco de la segunda fase de la explotación del yacimiento de Shah Deniz. “Pero las barreras que nos están poniendo en Ankara nos estorban. No estamos de acuerdo con el precio. A ese precio no vamos a vender nuestro gas a nadie. Las tarifas de tránsito que se nos ofrecen superan en un 70% las tarifas generales de la región. ¿Por qué tenemos que afrontarlas?”, expresó el mandatario, amenazando con vender el gas a los vecinos más interesados: Rusia e Irán. “En unas condiciones así tenemos que buscar vías alternativas, además de que a nuestro lado hay países que experimentan necesidad de recursos energéticos”, subrayó el presidente Alíev.
Esta declaración no tuvo reacción oficial por parte turca durante el pasado fin de semana. Pero puede servir como respuesta el hecho de que a finales de la semana pasada el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan, en su visita a Bagdad, entre otros convenios firmó con su homólogo iraquí, Nuri al-Maliki, un acuerdo marco para la construcción de un gasoducto que cuente con capacidad de transportar 8.000 millones de metros cúbicos al año. El gasoducto permitirá exportar el gas de Iraq a Europa vía Turquía. Esta es la cantidad de gas iraquí con la que cuentan las autoridades de la Unión Europea y los autores del proyecto Nabucco (la construcción de un gran gasoducto que una los yacimientos de Asia central y el sudeste de Europa pasando por Turquía, como alternativa a los que discurren por Rusia).
“En los últimos dos años intentamos no centrarnos en las contradicciones existentes con Ankara, tratando de resolverlo todo en los marcos de las negociaciones. Pero nuestros esfuerzos se han agotado”, afirma Alíev. El presidente aseguró a todos los asistentes a la sesión de gobierno que “hoy en día, Azerbaiyán está dispuesto a exportar su gas a la UE”. “Tenemos recursos e infraestructura para hacerlo. Los países comunitarios esperan nuestro gas. Nuestros posibles socios, Grecia, Rumania, Italia, Bulgaria, Hungría, Austria, Alemania y Suiza, quieren comprar nuestro gas a precios mundiales, y nosotros queremos venderlo”, declaró Alíev. “Sin embargo, desgraciadamente llevamos dos años sin poder hacer nada y la razón es que sigue sin solución la cuestión del tránsito vía Turquía”, añadió.
Las garantías para el transporte del gas azerbaiyano (de 7.000 a 8.000 millones de metros cúbicos) así como del combustible de Iraq se consideran como una necesidad vital para empezar la ejecución del proyecto Nabucco.
Salta a la vista que las declaraciones provocativas desde Bakú han coincidido con un progreso sin precedentes en el arreglo de las relaciones entre Turquía y Armenia, mientras que con este último país Azerbaiyán está en condiciones de reiniciar un conflicto bélico congelado desde los años 90, cuando ambos estados se enfrentaron por el territorio de Nagorno Karabaj.