Después del colapso de Lehman Brothers y la crisis mundial, los inversores están pensando seriamente en la estructura del sistema financiero internacional: la supremacía del dólar está cada vez más cuestionada. ¿Qué moneda sustituirá a la divisa estadounidense?
Los expertos indican que es solo cuestión de tiempo y que dentro de diez años, y así lo sugieren cada vez más factores, el yuan chino va a dominar la economía.
Pekín empezó a promover activamente su moneda en el escenario mundial hace unos años. Como resultado de una serie de reformas monetarias comenzó a desarrollar rápidamente el mercado de bonos denominados en yuanes. Además, fortaleció el papel de su divisa, también conocida como renminbi, en el comercio internacional. Incrementando su potencial, las autoridades de China tratan de alcanzar un objetivo importante: reducir gradualmente su dependencia del dólar, en el que, en realidad, han dejado de confiar.
Los analistas destacan que la superioridad económica de China ya es considerable en términos de la participación del país en el PIB mundial y de los flujos comerciales y de capital, lo que contribuirá a la transformación del gigante asiático en la primera economía del mundo.
Según diversas estimaciones, para el año 2030 China dominará en la escena internacional y se asemejará a los EE. UU. de los años 70 del siglo XX y al Reino Unido de los 70 del siglo XIX. Es una ventaja económica que a largo plazo convertirá al yuan en la moneda principal del mundo. Pero antes China tendrá que resolver una serie de problemas: abrir el mercado de divisas, ganar la confianza de los inversores, flexibilizar el tipo de cambio del yuan y dejar de ser una economía orientada a la exportación.
Sin embargo, con todos los problemas existentes, China utiliza hábilmente la debilidad de los demás. En la actualidad, cuando todo el mundo desarrollado (especialmente EE. UU., Japón y Europa) está tratando de resolver los problemas de la deuda pendiente, China refuerza su posición en la región de Asia poco a poco allanando el camino para futuros logros.
Un rápido desarrollo de China y aumento de su poder político y económico tiene ciertos 'peligros'. En particular, la supremacía económica y la hegemonía global de Estados Unidos se ven amenazadas y Occidente tendrá que adaptarse a una nueva realidad.