Los rusos afectados por la crisis descansan en sus casas de campo, no salen a comer y han sustituido el caviar por la pasta.
La crisis financiera ha afectado seriamente el modo de vivir ruso, según afirma la revista semanal Russia Profile. El típico consumidor ruso, hasta hace poco conocido como hedonista y derrochador, se ha visto obligado a recortar sus gastos en lujos e incluso en artículos tan básicos como la comida.
De acuerdo con un estudio realizado por el independiente Centro Levada, un 62% de los rusos aseguran que la actual crisis ha afectado a su vida cotidiana. Un 39% de los encuestados creen que Rusia ya ha atravesado el peor periodo, mientras otro 33% están seguros de que el país pasará por tiempos aún peores en un futuro próximo.
Los datos del Centro de Estudios de Opinión Pública de Rusia señalan las mismas tendencias. Según un reciente sondeo realizado por el Centro, un 41% de los encuestados se quejan de la reducción de ingresos y de la inflación. Un 83% de ellos redujeron sus gastos; el 88% de los habitantes de ciudades grandes y el 78% de los residentes en aldeas y ciudades pequeñas afirman haber cambiado sus hábitos de consumo.
“Normalmente gastaba unos 2.000 rublos (acerca de unos 80 dólares) por día en porquerías”, escribió un blogger con el apodo de Zeev. “Solía comprar inútiles revistas, CDs y libros. Además gastaba un dineral para comer fuera. Pero ahora me he visto obligado a reducir mis gastos a unos 60 rublos diarios (un poco más de 2 dólares). Llevo al trabajo la comida preparada en casa y estando en la oficina descargo filmes del Internet.”
A juicio de los analistas, la crisis financiera ha afectado intensamente al modelo de consumo de los rusos. “En el período del impresionante desarrollo económico, el pueblo ruso se encontraba bajo una presión continua para afrontar un llamativo consumo de artículos de gama alta”, opina Vitali Vladikin, especialista del Euromonitor International para Europa Central y Oriental. “Sin embargo, la gente se ha visto obligada a recortar gastos y a revisar su modelo de consumo, debido a un creciente desempleo y un descenso de ingresos y de confianza”.
La segunda tendencia que se ha puesto de manifiesto es la sustitución de productos importados. Los artículos de importación están cediendo el paso a sus rivales domésticos. Un reciente estudio realizado por Euromonitor International demuestra que un 72% de los consumidores rusos compran alimentos de fabricación local varias veces por semana. Es una de las más altas tasas del mundo entero, superada sólo por China. En Estados Unidos o Europa tan solo de un 30% a un 40% de los habitantes dan preferencia a los productos locales.
Entre otras cosas, los rusos se han visto obligados a cambiar sus preferencias culinarias. De acuerdo con el estudio de Profi Online Research, los consumidores intentan reducir sus gastos consumiendo menos delicatessen. La mitad de los encuestados afirman que compran caviar y dulces con mucha menos frecuencia.
Otra fuerte tendencia se deja notar en la situación del mercado del vestido. En torno a 40% de los consumidores han empezado a comprar menos ropa y un 7% ha dejado de comprarla totalmente.
A pesar de todos los gastos que hoy recortan las familias, las vacaciones también han resultado afectadas por estas privaciones. La última investigación del Centro de Estudios de la Opinión Pública demuestra que un 39% de los encuestados no se permite irse de vacaciones. Otro 26% dice que las pasarán en sus casas, dedicándose “a trabajos de casa rutinarios o mejoras de casa”. Un 15% de los encuestados pasarán las vacaciones en sus “dachas” (casas de campo) y un nueve por ciento visitarán a sus parientes o irán a otras ciudades rusas. Este verano, sólo el 3% de la población de Rusia se permitió pasar las vacaciones en el extranjero.