La tragedia en Japón cambió las perspectivas energéticas en todo el mundo, obligándo a sus defensores a denostar el uso de la energía nuclear y virar hacia las fuentes alternativas.
La catástrofe de Fukushima transformó la política energética al otro lado del mundo. Alemania, que solía defender y desarrollar activamente la energía nuclear, decidió dar preferencia a otras fuentes de energía.
“A partir del 2022 terminaremos con el uso de la energía nuclear en Alemania”, dijo la canciller alemana Angela Merkel.
Pero, ¿está lista Alemania para decir adiós al átomo en tan solo una década? Las energías renovables, principalmente las turbinas eólicas y los paneles fotovoltaicos, conocidos como solares, representan actualmente un 20% del suministro eléctrico del país.
Las autoridades esperan aumentar el peso de la energía verde hasta el 80% para el 2050.
“Algunos dicen que es una locura hacerlo de esta manera, pero también dicen que si alguien en el mundo puede son precisamente los alemanes”, destacó Mattias Kurth, presidente de la Agencia Federal de Redes de Alemania.
Pero no todo es color de rosa. A medida que se detienen los reactores nucleares, crecen las importaciones de energía eléctrica.
Mientras tanto, los expertos afirman que el rechazo de la energía atómica solo aumentará la dependencia de Alemania hacia los combustibles fósiles.
“Tenemos que tener nuevas plantas de carbón y de gas natural aquí para evitar apagones. Además, abandonar la energía atómica no será barato”, dijo Claudia Kemfert del Instituto alemán de Investigaciones Económicas.
En tanto, el gobierno ya se ha comprometido a invertir millones de euros para acelerar el desarrollo de las energías renovables. Pero su creciente uso se traduce en facturas de electricidad más altas y genera preocupaciones de que la falta de energía dañe el crecimiento económico de Alemania.
“Los precios de la energía y la electricidad en Alemania son bastante altos en comparación con nuestros competidores en Europa. Si vamos a seguir así, creo que perderemos nuestras ventajas”, indicó Hans Hermann Nacke, de la Asociación de Industria Química.
Pero quizás el mayor obstáculo para las energías renovables proviene de la misma gente, que paradójicamente aplaudió el cierre de los reactores nucleares.
En el país crece la oposición a las instalación de redes eléctricas e infraestructura. “La aceptación del público es lo más preocupante, es el mayor peligro. No la economía, no el apoyo a la política, pero la aceptación del público”, dijo Claudia Kemfert.
El sueño verde de Alemania de ser autosuficientes en energía renovable podría topar con pared ante la reticencia de la gente a que le saquen más dinero del bolsillo.