Los esfuerzos de los países del G-20 para reducir la dependencia de la economía global respecto a EE.UU. y ahorrar costos en China pueden fallar porque el Fondo Monetario Internacional no tiene autoridad para aplicar su estrategia, afirman Kenneth Rogoff, Raguran Rajan, y Simon Jonson, tres economistas influyentes que en 2001-2008 dirigían la investigación del Departamento del FMI, según informa Bloomberg.
Según la encuesta de los expertos, existe el riesgo de que los representantes del G-20 "prometan reformarse y sigan ignorando los consejos del FMI". " Yo soy muy escéptico respeto a esto. ¿Qué palancas de mando tenemos?, es la pregunta. No las veo", dijo Simon Johnson, economista jefe del FMI desde 2007 hasta 2008.
Este fin de semana, el FMI se reunirá con los jefes de las instituciones financieras del G-20. El objetivo principal de la reunión es evitar problemas como el déficit comercial de EE.UU. y el superávit en cuenta corriente de China. Los analistas creen que ambos son igualmente responsables en la recesión mundial más grave después de la Segunda Guerra Mundial. Han sido invitados los ministros de finanzas del G-20, los jefes de los bancos centrales, incluyendo al secretario del Tesoro de EE.UU., Timothy Geithner, y el presidente del Banco Central Europeo Jean-Claude Trichet.
Los políticos están tratando de evitar que se repita la situación que se ha venido dando: los consumidores norteamericanos realizan sus ofertas dependiendo de la concesión del dinero extranjero, especialmente asiático, contribuyendo a la expansión de las exportaciones de Asia. El coste bajo de las concesiones ayudó a inflar una burbuja en el mercado de valores y de bienes inmuebles de EE.UU.
"La iniciativa de convocar una reunión del G-20 puede ayudar a los participantes a concentrarse en las medidas necesarias y generar las mejores ideas, pero existe el riesgo de que todo fracase porque los países reconstruyen de mala gana su economía", dijeron Rogoff y Rajan en una entrevista con Bloomberg.
Estos tres economistas creen que EE.UU. debe constituir reservas y China, gastar más. A partir de agosto, el Tesoro de China ha acumulado a 797.000 millones de dólares, casi cuatro veces más que en 2004.
"Si los gobiernos del G-20 deciden ignorar las propuestas del FMI, el Fondo no podrá hacer mucho. Mientras que China está dispuesta a dar a EE.UU. grandes créditos a bajo interés, no se debe esperar que los estadounidenses se aprieten pronto el cinturón", dijo Kenneth Rogoff, profesor de la Universidad de Harvard. Los cambios no son fáciles, advierten los expertos de Bloomberg. China se niega a fortalecer el yuan frente al dólar, ofreciendo a sus exportadores las preferencias y aumentando las reservas de divisas. Sin embargo, el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, es más optimista y cree que los consumidores estadounidenses ya han reducido sus gastos, mientras que China va a encarecer el yuan.
Hay otra razón para el optimismo: el déficit por cuenta corriente de EE.UU. disminuyó en el segundo trimestre a un nivel del mínimo de 2001 y el Banco Mundial anunció esta semana que el superávit de las operaciones actuales en China se redujo a casi la mitad, hasta 251.000 millones de dólares después de un año.
"Los grandes jugadores, los EE.UU., Asia y China, muestran claramente el deseo de tomar medidas conjuntas para evitar desequilibrios", según Strauss-Kahn, quien añade que no es que sean "buenos chicos ", sino que "lo necesitan".
Los intentos por parte del FMI de iniciar conversaciones con EE.UU., UE, Japón, China y Arabia Saudita comenzaron hace tres años. Entonces el Fondo señaló un desequilibrio llamativo. Los reguladores de EE.UU. rechazaron su propuesta de reducir el déficit presupuestario. Un nuevo intento tendría más exito, dijo Tim Adams, un ex asistente del secretario del Tesoro de EE.UU., el jefe del Lindsey Group. "Esta reunión sería una prueba para sus miembros ya que podemos comprobar si anteponen los intereses internacionales a los suyos propios", indicó.