Los expertos pronostican que en caso de un ataque sorpresa israelí contra el programa nuclear de Irán, sumado a los problemas derivados de la 'primavera árabe', los precios del oro negro en 2012 podrían rondar los 200 dólares, prácticamente el doble del costo actual, según the Financial Times. El precio del crudo ha aumentado a casi 115 dólares por barril como resultado de la guerra verbal que Israel y Washington mantienen con Teherán.
Los distribuidores de petróleo están acostumbrados a que la política entre los países occidentales e Irán se balancee en la cuerda floja, pero en la actual coyuntura intervienen tres elementos que la convierten en la situación más peligrosa de los últimos tres años.
En primer lugar está la lucha del mercado contra las interrupciones de suministro en Libia, Yemen y Siria; por otra parte, los inventarios de crudo, en particular en Europa, se han mermado drásticamente y, en tercer lugar, el punto de partida para un alza de precios es mucho más alto que en el pasado.
Esta combinación de elementos y la tensión geopolítica creciente ha hecho subir los precios del petróleo más del 16%, desde un costo de 99,7 dólares por barril que hasta principios de octubre fue el más bajo en los últimos ocho meses.
"Los precios del petróleo siguen estando en una racha ascendente debido a la incertidumbre de suministro que resulta del malestar que se vive en las regiones productoras de petróleo de África del norte y Oriente Medio", anunció el martes pasado el Ministerio de Energía estadounidense en un informe.
Geografía estratégica
Irán es el tercer exportador de petróleo del mundo, después de Arabia Saudita y Rusia, haciendo de este país una ficha importante en el mercado de petróleo global. El año pasado, Irán vendió un promedio de 2,6 millones de barriles por día, especialmente a Japón, China y la India. Además, el país ejerce control sobre el estratégico estrecho de Hormuz, la entrada para el petróleo de Oriente Medio.
El estrecho es importante porque 15,5 millones de barriles pasan por él cada día, el equivalente a un tercio de todo el petróleo transportado por vía marítima. El estrecho toma cada vez más mayor importancia porque toda la capacidad de producción de reserva del mundo, que es parte esencial de la defensa contra las interrupciones de suministro, está en Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Kuwait. Estas exportaciones serían reprimidas si el paso por el estrecho estuviera cerrado.
La preocupación principal entre los proveedores es que Israel lance un ataque sorpresa unilateral para tratar de destruir las instalaciones nucleares de Irán y que Irán responda cerrando, aunque sea de manera temporal, el flujo de petróleo por el estrecho de Hormuz.
Petróleo a 200 dólares por barril
"Son las condiciones idóneas para llegar a los 200 dólares por barril", dice Philip Verleger, un consultor independiente que predijo correctamente en agosto de 1990 el alza de precios después de que Iraq invadiera Kuwait.
En una encuesta dirigida por Robert McNally, consejero de Asuntos de Petróleo de la Casa Blanca entre 2001 y 2003, se preguntó a los participantes del mercado qué reacción de los precios esperaban en caso de un ataque sorpresa israelí contra el programa nuclear de Irán, teniendo en cuenta el suministro corriente, la demanda y los inventarios de reservas. Las respuestas muestran un potencial incremento enorme en los precios.
En las primeras horas del ataque los precios se levantarían, en promedio, unos 23 dólares por barril, según la consulta. En el peor de los casos, incluso el cierre del estrecho de Hormuz, los precios podrían aumentar en unos 61 dólares por barril, llegando el crudo marca Brent a un nivel nunca visto de 175 dólares por barril. Algunos comerciantes advirtieron que el aumento podría ser mucho más grande, insinuando que el petróleo podría subir de 175 dólares hasta una escalofriante cifra de 290 dólares por barril.
Según la Agencia de Energía Internacional, las reservas de crudo europeas disminuyeron en agosto hasta su nivel más bajo en casi nueve años, esto se debió a una serie de "factores derivados de la oferta" entre los cuales se encuentran la pérdida de provisiones libias, las interrupciones de producción en el Mar del Norte, el sabotaje de oleoductos en Nigeria, así como también el "cambio gradual de dirección de flujos corrientes de Rusia hacia Asia".
Los problemas técnicos de suministro siguen afectando al mercado. Aunque las exportaciones de petróleo de Libia se hayan recuperado logrando aproximadamente los 550.000 barriles diarios, permanece por debajo del nivel de antes de la guerra, que alcanzaba los 1,6 millones de barriles. Al mismo tiempo, la producción petrolera en Yemen y Siria se ha caído en unos 200.000 barriles por día debido a los conflictos en ambos países. Además, en el Mar del Norte, Nigeria y Azerbaiyán, la producción continúa siendo inferior a lo esperado.
Para los expertos, el mercado mundial del petróleo, que en los últimos tiempos ha venido sorteando todo tipo de calamidades, tendrá que sobrevivir a esta nueva oleada de incertidumbre y especulaciones generadas por la reaparición en escena de un viejo enemigo del imperio: Irán.