La Unión Europea podría volver a sus raíces. Los gobiernos de Alemania y Francia barajan una reorganización radical de la eurozona para hacerla más pequeña e integrada en un esfuerzo para salvar la moneda común, según revelaron hoy fuentes de la Comisión Europea.
No se trata solamente de una eventual salida de Grecia de la zona euro. El nuevo proyecto de las autoridades europeas contempla una reevaluación más fundamental del bloque: el objetivo es reconstruir la zona sobre las líneas que tenía originalmente trazadas, antes de que los más débiles empezaran a formar parte de la Unión.
El economista español Santiago Niño Becerra considera que desde el principio era insostenible y obvio que países con diferentes conceptos económicos se integraran en una eurozona.
“A finales de los años 90 y a principios del 2000 una serie de países, entre ellos Portugal, Italia, Irlanda, España, Grecia (los llamados PIIGS) no tenían por qué formar parte de la zona euro, porque su improductividad y sus economía no soportarían la unión con economías más fuertes. Al entrar estos países se formó una masa crítica (…) que no podía sostenerse y eso se ha manifestado a través de la deuda”, comentó a RT.
“Aún puedes llamarle euro, pero serán menos países”
El proyecto busca respuestas a la actual crisis económica que amenaza con colapsar la eurozona. Ante un escenario como este, una posible vía de salvación sería la salida del bloque de los países más afectados por la crisis. "Aún puedes llamarle euro, pero serán menos países", señaló una fuente del gobierno alemán sin identificar a Reuters.
Según confesó a la agencia un alto cargo de la UE en Bruselas "es necesario establecer exactamente la lista de aquellos que no quieren ser parte del club, y de aquellos que, sencillamente, no pueden serlo".
Una eurozona más pequeña, pero con integrantes fuertes sería capaz de mantener su estabilidad a largo plazo y profundizar la integración económica, estiman los legisladores alemanes y franceses.
De llevarse a cabo el proyecto, el nuevo bloque se gestionaría de una manera distinta a la actual. En primer lugar, se cancelaría la regla de "un país-un voto". El número de votos de los que dispondrá estado integrante dependerá únicamente de su estabilidad económica. Además se fundaría una nueva entidad: el Comisariado de la eurozona. Los estados de la zona deberán coordinar sus políticas económicas de manera rápida para que puedan afrontar la crisis de la deuda soberana.
Críticas del proyecto
Según fuentes diplomáticas, el proyecto se ha ido preparando a lo largo de las últimas semanas. La iniciativa, sin embargo, podría encontrar la oposición de Holanda y, posiblemente, de Austria, aunque formarían parte del bloque. "Este tipo de mentalidad no va en la dirección que queremos. Queremos mantener la zona euro como está", dijo un diplomático que no es francés ni alemán.