Con Italia herida de muerte, Europa 'hace aguas'
La crisis de la eurozona está ganando impulso: el problema de la deuda de Grecia, que dejó perplejo a Europa hace unos dos años, se convirtió solo en la punta de un iceberg que amenaza con hundir el 'Titanic' de la UE.
Italia, cosas peores hemos de ver
El virus de la 'deuda enorme' se propaga rápidamente comenzando con pequeños países de Europa y finalmente afectando a los grandes jugadores, como Italia.
La tercera mayor economía de la zona euro en la víspera atravesó el denominado punto de no retorno: el rendimiento de los bonos a 10 años en el mercado superó el 7%, lo que hace prácticamente imposible el servicio de la deuda de Italia sin apoyo externo.
Presentimientos de una desgracia
Ahora, la situación del Estado italiano se parece cada vez más a la de Grecia. Los mercados fueron los primeros que respondieron a la situación: las bolsas de valores de Europa y EE. UU. sufrieron una ola de ventas. Y los inversores tienen todas las razones para preocuparse: si los problemas de Grecia sumen en un choque económico la zona euro, el colapso de Italia podría desencadenar una recesión global peor que lo que sucedió después de la quiebra de Lehman Brothers.
La reacción en cadena provocada por los problemas de un miembro del G-8 se extenderá a todos. Así, los expertos de la agencia de calificación Moody's han advertido de que la recesión económica en Europa afectará de la manera más desagradable al sistema financiero de EE. UU. y todo el sistema financiero de la UE profundamente integrado en la economía mundial.
Una deuda con larga historia
Los problemas de la deuda no han surgido inesperadamente en Italia: el país durante mucho tiempo vivió a préstamo, acumulando gradualmente deuda nacional. Y hasta este verano el estado de cosas no inquietaba a nadie, los expertos creían que la estructura y el tamaño de la economía no permitirían que el país siguiera el ejemplo de Grecia.
Sin embargo, en julio de 2011 cuando todo el mundo estaba ocupado con la elaboración de los planes para la salvación de Grecia, la economía italiana inesperadamente se encontraba en una lista de países con dificultades financieras.
La situación se tornó alarmante al instante: la deuda nacional de Italia alcanzó la cifra récord de 1,9 billones de euros (alrededor del 120% del PIB de Italia), lo que excede la deuda de Grecia, Irlanda, Portugal y España juntos.
Crisis política
Las autoridades del país han comenzado a desarrollar medidas anticrisis, mientras que el Banco Central Europeo (BCE) comenzó a comprar bonos italianos en el mercado secundario. Durante un tiempo todo se mantuvo tranquilo.
Poco después Italia comenzó a mostrar otros síntomas de la enfermedad griega: una crisis política. Al igual que en Grecia y Portugal, los problemas económicos y la necesidad de reformas impopulares han privado al primer ministro, Silvio Berlusconi, de apoyo en el Parlamento y, finalmente, él anunció públicamente su intención de dimitir.
Las dificultades del estancamiento económico junto con la inestabilidad política condujeron a un resultado natural: el rendimiento de los bonos de Italia sobrepasaron un punto crítico, que marca el inicio de la crisis de deuda total en el país. La situación se transformó en irreversible. Ahora es probable que el país necesite la ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros países de la UE.
El problema principal consiste en la escasez de recursos del Fondo de Estabilidad Financiera (ESFS) para salvar a un 'pez gordo'. Incluso si su importe se aumenta hasta un billón de euros, cubrirá solo la mitad de la deuda italiana, con la exclusión de Grecia y otros países con una deuda considerable.
¿Hay una salida?
Para remediar esta situación, Italia debería tomar una serie de medidas muy impopulares. Por un lado, el país necesita una reducción radical del gasto público, lo que significa una drástica disminución de los salarios públicos, pensiones y otros beneficios sociales a la población.
Por otro lado, hay que mejorar la productividad y la competitividad abriendo el mercado a los inmigrantes, e incluso aumentando la duración de la jornada laboral.
El asunto se complica por el hecho de que la economía de Italia se habituó al déficit presupuestario mucho antes que la de Grecia, que se permitió la libertad de deuda principalmente después de la entrada en la zona euro. Esto significa que la reconstrucción a un modelo sin déficit en el Estado italiano se llevará a cabo más dolorosamente que en su vecino.
Al mismo tiempo, no vale la pena esperar una resolución rápida de la situación: es poco probable que en Italia aparezca un líder que sea capaz de formar una coalición en el Parlamento para introducir una serie de medidas de ajuste a corto plazo.
Política secesionista
Mientras Italia está experimentando su propia crisis económica con complicaciones políticas, en la Unión Europea se incrementa la disensión entre los partidarios de medidas paliativas y los que optan por la 'intervención quirúrgica' en la cuestión del tratamiento de la eurozona.
Alemania y Francia pertenecen al grupo de los que requieren medidas drásticas: las dos mayores economías de la UE no quieren seguir participando en 'obras de caridad' y se muestran dispuestos a expulsar a un par de países irresponsables de la zona euro, en lugar de pagar sus cuentas.
Esta visión causa la fuerte oposición de la Comisión Europea. Así su presidente, José Manuel Barroso, advirtió de las consecuencias económicas graves de violar la integridad de la zona euro e instó a Alemania a adoptar una postura firme sobre la resolución de la crisis de la deuda europea. Según él, en el caso de la salida de uno o más miembros de la unión monetaria, el PIB de Alemania se reducirá un 3% y más de un millón de personas en el país se quedarán sin trabajo.