Los difíciles tiempos que atraviesa la zona euro han sido para China una oportunidad, al grado de percibirla como una probable salvadora de la moneda única. El 'Dragón de Oriente' gradualmente ha entrado a disputar mercados en diversos sectores de la región. ¿Está Europa a punto de sucumbir ante la fuerza económica del gigante asiático?
China aprovecha la crisis
China no tiene prisa por comprar los bonos de deuda europea y voluntariamente invierte en activos de infraestructura en la región.
"Algunos países europeos están amenazados por la crisis de la deuda y tienen la intención de convertir sus activos en dinero en efectivo y quieren que el capital extranjero se invierta en sus mercados. Seguiremos de cerca y promoveremos iniciativas de este tipo", dijo el ministro de Comercio chino, Chen Deming.
Los expertos señalan que no es la primera vez que China expone sus ambiciones. "Pero ahora están tratando de aprovechar de las oportunidades generadas por la crisis económica. Muchos gobiernos están muy limitados en la cantidad de sus gastos y sus ventas para estimular el crecimiento económico", dijo el economista de Capital Economics, Mark Williams.
Las perspectivas más realistas de inversión están en el Reino Unido, donde el fondo soberano China Investment Corp (CIC) participará en la construcción de un ferrocarril.
Pero no es el único proyecto europeo de China. La empresa china COSCO hace un año y medio, obtuvo en gestión por 35 años el Puerto del Pireo por 3.400 millones de euros (4.600 millones de dólares).
A su vez, la compañía energética Dongfang firmó un acuerdo de colaboración para la producción de energía solar con la empresa griega DTS, inversión que se estima en 2.000 millones de euros. Grecia y otros países que reciben ayuda externa tienen planes de privatizar activos estatales a gran escala, lo que también podría interesarle a China.
En Italia, por ejemplo, la marca “Hecho en China” ha impactado en el corazón del mundo de la moda: Milán. Mientras Europa está sumergida en una grave crisis, las tiendas chinas compiten por atraer más clientes que las marcas lujosas.
La invasión de las pequeñas empresas del país asiático fluye más rápido que la ayuda de los grandes capitales. Y no se trata sólo de la moda: mientras la Unión Europea sufre convulsiones financieras, la influencia china se ha extendido en todo su sistema económico.
China consolida su presencia también en EE. UU.
En los últimos años, China ha aumentado significativamente sus inversiones en proyectos de EE. UU. y Europa. De acuerdo con The German Marshall Fund of the United States, la inversión directa de China en EE. UU. y Europa antes del 2005 alcanzaba un promedio de 3.000 millones de dólares anuales, pero luego hubo un fuerte aumento hasta 60.000 millones de dólares.
Según la Universidad de Amberes, en el 2011 el país representaba el 10% de la inversión extranjera directa en Europa, frente al 5% del 2010. Los sectores más atractivos para los chinos son los servicios, industria, finanzas y comercio. Del total de las inversiones de Pekín, que ascienden a 15.200 millones de euros (20.500 millones de dólares), el 90% recae en las empresas estatales de China.
Pero en estos críticos tiempos, Europa no tiene más opciones que depositar sus esperanzas en el potencial los países solventes. Se trata no solo de China sino del BRICS, compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, países emergentes que también han comenzado a aumentar sus inversiones en el Viejo Contienente.