Las perspectivas económicas mundiales para el año 2012 están claras: el año nuevo no presagia nada bueno en el aspecto económico. La recesión en Europa, en el mejor de los casos un crecimiento apenas perceptible en Estados Unidos y una fuerte caída en China, advierte Nouriel Roubini, una especie de Casandra de la economía mundial.
La recesión en Europa es inevitable
El economista estadounidense que pronosticó la crisis de 2008 indica que la recesión en la zona euro, basado en la situación actual no puede ser puesta en duda.
El continuo descenso de la concesión de préstamos, los problemas de la deuda pública, falta de competitividad y el programa para reducir el gasto del gobierno son heraldos de una grave recesión económica.
Este mismo factor influirá en una desaceleración económica en Europa central y oriental, donde en gran medida el crecimiento precrisis estuvo vinculado al auge del crédito.
Los precios del petróleo seguirán en aumento
Los disturbios en Medio Oriente llevan a un aumento del riesgo económico - tanto en la región como en todo el mundo-, lo que mantendrá los precios de petróleo en un nivel alto.
EE. UU., Reino Unido y Japón no saldrán ilesos
La recesión en Europa también repercutirá en el estado financiero de EE. UU. En 2011, el crecimiento en el país fue extremadamente débil y, debido a la recesión en la eurozona, se ralentizará aún más. Paralelamente, la primera economía mundial debe reducir una enorme carga financiera: debido a la deuda acumulada de los hogares y las empresas, no puede aumentar rápidamente el flujo de nuevos créditos y, por lo tanto, crear nuevos puestos de trabajo.
La segunda ola de la crisis ya sacudió al Reino Unido: el programa de ahorros y el impacto de la zona euro socavaron su crecimiento.
En Japón también la recuperación se redujo a la nada, ya que el gobierno es incapaz de llevar a cabo las reformas estructurales, afirma Roubini.
China tampoco queda indemne
Pero lo más importante, dice Roubini, es que los males del modelo de crecimiento chino son cada vez más evidentes. La caída de los precios inmobiliarios produjo una reacción en cadena que tendría un impacto negativo en el sector, así como en la inversión y los ingresos del gobierno. Comenzó a tambalearse el segmento de la construcción y disminuyeron las exportaciones debido a la debilidad de la demanda en EE. UU. y la eurozona.
Tanto China como EE. UU. y Europa, postergan las reformas económicas, presupuestarias y financieras necesarias para restaurar el crecimiento sostenible.
Simultáneamente aumenta la desigualdad erosionando la demanda global. Los ingresos de los más pobres crecen muy lentamente y la desigualdad a su vez provoca protestas masivas en todo el mundo.
"Abróchense los cinturones, nos espera un año lleno de baches", resume Roubini.