Dos contra uno. La Comisión Europea elabora un proyecto para la imposición de medidas proteccionistas contra China que deberá estar listo en marzo. Dado el creciente conflicto entre EE. UU. y el gigante asiático esta acción podría adquirir un carácter global.
Todos contra China
La medida fue motivada por el bloqueo chino a empresas europeas para que entren a ciertos segmentos de mercado. Según el comisario europeo de Comercio, Karel De Gucht, la realización de negocios de las firmas europeas en China se ve obstaculizada por las políticas locales, incluyendo “el acceso exclusivo a las materias primas”.
En este asunto, la opinión de la Comisión Europea coincide con la posición de Washington. Durante su discurso anual sobre el Estado de la Unión el presidente Barack Obama también instó a China a abandonar el dumping y el proteccionismo.
Según Obama, las empresas chinas reciben subsidios a la exportación y el yuan subvaluado les da una ventaja adicional en el mercado global. El presidente estadounidense llamó a fortalecer las medidas para restringir la importación de productos falsificados, software pirata y establecer un órgano de vigilancia especial contra la competencia desleal.
¿Enfrentamiento global?
El lunes, la Organización Mundial del Comercio (OMC) justificó la reclamación de EE. UU. y la UE. Los demandantes no están conformes con las restricciones que China impone a la exportación de varios productos básicos de miembros de la organización.
“La situación del comercio y las finanzas internacionales se ha agravado al máximo entre los principales actores del mercado internacional: la zona euro, EE. UU. y China. China se queja de que la UE y EE. UU. violan las normas. En respuesta, la Unión Europea acusa a China”, indicó a la Voz de Rusia el investigador jefe del Instituto de Estudios de Oriente Lejano, Yakov Berger.
En peor situación se encuentra la UE, donde los lazos políticos y económicos se complican por la recesión económica. Y todo esto en medio de un ambiente de crecientes divergencias en otras entidades internacionales como la OMC o el FMI, lo que debilita enormemente el mercado mundial afectado por serias turbulencias.
Para China este es también un serio desafío: tendrá que enfrentar no sólo a EE. UU. y la UE, sino también competir con la India, así como con otros países emergentes como Vietnam.