La agencia de calificación Fitch rebajó hoy la nota de la deuda soberana griega hasta C, desde el anterior valor de CCC, colocándola al borde del nivel de impago.
La rebaja de la calificación se produce pocos días después de que el Eurogrupo acordara en Bruselas el segundo rescate financiero de Grecia por valor de 130.000 millones de euros. En el marco del plan de rescate, el Gobierno griego planea poder llevar a cabo la quita de una parte de la deuda en manos de grandes bancos y fondos de inversión privados, el proceso conocido oficialmente por el nombre de Participación del Sector Privado.
Esto supone una condonación de unos 107.000 millones de euros, es decir, el 53,5 % del monto de los bonos en manos del sector privado. En caso de cumplirse este plan, la situación financiera griega va a ser considerada como un ‘impago selectivo’ con la perspectiva de quiebra total en un tiempo cercano.
Ante este panorama, los trabajadores helenos planean nuevas protestas en Atenas, ya que se planean más recortes financieros. Sindicatos y movimientos de izquierda convocaron varias manifestaciones, una de las cuales reunió a unas 8.000 personas, según datos de la Policía, que corearon eslóganes como "¡abajo el Gobierno de la plutocracia!".
Las expectativas que tiene la UE de estabilizar la deuda griega están abocadas al fracaso, según cree el profesor titular de Economía Política de la Universidad del País Vasco Joaquín Arriola, quien está seguro de que la culpa de la crisis es de los banqueros y ellos son los que deben sacar el país de la crisis. “Como consecuencia del cambio de gobierno en varios países mediterráneos, el poder se encuentra en manos de unos tecnócratas ejecutivos del Banco Internacional”, afirma el experto. Destaca que los ajustes que se efectúan ahora en Grecia no tienen análogos en la historia reciente de la UE, ya que el pueblo se está empobreciendo dramáticamente, mientras que los bancos no asumen responsabilidad alguna por lo que está sucediendo.