El precio de 200 dólares por barril de petróleo se aprecia como el ‘tope’ más probable en una perspectiva de un año. La tendencia de los últimos meses ha hecho que los expertos del sector coincidan en este pronóstico.
Ayer en la Bolsa de Comercio de Nueva York el crudo para entrega en mayo aumentó un dólar y veinte céntimos hasta quedar en 107,27 dólares por barril. Los precios se dispararon después de que el Departamento de Energía de Estados Unidos publicara los últimos datos sobre las reservas estratégicas del país: en una semana estas han bajado en más de un millón de barriles.
Desde comienzos del año el índice general de los precios petroleros ha ascendido un 8,5 %. Y eso que los hidrocarburos de Libia han vuelto al mercado tras los meses de la interrupción de suministros por el conflicto interno. Además, Arabia Saudita, el mayor suministrador mundial de crudo, se ha comprometido a aumentar la oferta de petróleo hasta un 25 %. Su actual su volumen de exportación se encuentra en el nivel más alto de las últimas tres décadas.
Los expertos explican la tendencia general ascendente con la escasez de suministro para cubrir la demanda en el ámbito global. En su lista de los factores del déficit ya no predomina el iraní, que anteriormente figuraba como el principal causante de las oscilaciones bursátiles.
Líderes potenciales del mercado de crudo como Venezuela y Brasil no podrán incrementar su oferta de manera significativa en un año, pese a los inmensos yacimientos descubiertos recientemente.
Una presión adicional sobre el mercado la ejerce el tradicional disparo de la demanda de gasolina por parte de los conductores durante la estación estival en Estados Unidos. Según pronosticó en un reciente reporte el economista jefe de la consultoría CIBC World Markets, Jeff Rubin, los eventuales precios de 200 dólares por barril obligarán a los estadounidenses a dejar 10 millones de vehículos fuera de las carreteras en los próximos cuatro años.