Trabajar por gusto y no por necesidad. Eso es lo que propone un proyecto de ley presentado por un grupo de legisladores en Suiza. De acuerdo con sus promotores, el salario mínimo motivará a los ciudadanos a buscar empleos más afines a sus intereses.
El proyecto, titulado Por un subsidio de base incondicional, fue publicado esta semana en el boletín federal de la nación y propone el establecimiento de un sueldo fijo de entre 2.000 y 2.500 francos (entre 1.500 y 2.000 euros) para todos sus ciudadanos.
"Este salario permitirá liberar a la gente de la obligación de trabajar para ganarse la vida", explicó Oswald Sigg, miembro del comité de la iniciativa al diario Le Temps. "La gente no trabajará menos, sino que lo hará de otra manera, más de acuerdo con sus intereses personales. Y los que quieran ganar más, trabajarán más", agregó.
La desventaja de la atractiva iniciativa sería, no obstante, la financiación de la misma. La aplicación de una ley de ese calibre costaría, según estima Sigg, un tercio del Producto Interior Bruto (PIB) del país, es decir, 200.000 millones de euros, y supondría una importante subida de impuestos.
Los promotores sostienen que esta propuesta cambiaría el mercado laboral y liberaría a los ciudadanos de la obligación de ganarse la vida, reduciendo así el número de personas en situación de precariedad o mal pagadas. Asimismo, alegan que daría una oportunidad a todo el mundo para dedicarse a lo que realmente quiere.
Sin embargo, muchos economistas advierten sobre las dificultades de aplicar semejante iniciativa por no ver claro el modo en el que podría financiarse y porque, en su opinión, la gente perdería la motivación para ir a trabajar.