Energías renovables en Alemania: un negocio caro y arriesgado

Baterías de energía solar; biocombustibles; 5.000 nuevas turbinas de viento distribuidas en diversos campos eólicos que ocupan una superficie seis veces mayor que Nueva York; y casi 3.000 kilómetros de líneas eléctricas, una longitud suficiente como para conectar Londres con Bagdad. Todos estos e

Baterías de energía solar; biocombustibles; 5.000 nuevas turbinas de viento distribuidas en diversos campos eólicos que ocupan una superficie seis veces mayor que Nueva York; y casi 3.000 kilómetros de líneas eléctricas, una longitud suficiente como para conectar Londres con Bagdad. Todos estos elementos son parte del plan de energías renovables de Alemania.

“Alemania tiene la intención de eliminar gradualmente la energía nuclear y reestructurar por completo su sistema energético. El objetivo es hacer que el país sea menos dependiente de la importación de hidrocarburos especialmente del petróleo. Pero también hacerlo más eficiente energéticamente y desarrollar fuentes de energía propias como las renovables”, comenta Claudia Kemfert, del Instituto de Investigación Económica.

Alemania está invirtiendo una suma astronómica -200.000 millones de euros, el 8% de su producto interior bruto en 2011- para reemplazar sus 17 reactores nucleares, pero incluso algunos de los funcionarios del país están de acuerdo con que la energía renovable puede resultar un proyecto demasiado arriesgado para la economía.

Estrategia, que cuesta salud y dinero

Los expertos han cuestionado la viabilidad del plan en medio de las turbulencias financieras que vive Europa.

“Hay que tener un enorme apoyo. Hacen falta estaciones que puedan encenderse automáticamente o apagarse cuando no hay viento, lo que por lo general implica centrales de carbón o de gas. Tener todas estas plantas en estado de espera significa costos adicionales”, dice Ruth Lea, consultora económica del Arbuthnot Banking Group.

El prometedor futuro ecológico alemán comienza ya a perjudicar a algunos, pues además del dudoso beneficio que podría aportar, ha empezado a hacer enfermar a quienes tienen la mala suerte de residir cerca de las instalaciones de energía renovable. Los precios inmobiliarios en esos lugares han caído en picado entre un 30% y un 50%.

“Las ondas de sonido de baja frecuencia son un gran problema. Esto puede provocar en algunas personas el aumento de la presión arterial o de los latidos del corazón. Muchos no pueden dormir. En el pueblo hay un hombre que a menudo conduce entre cinco y diez kilómetros de distancia y se duerme al volante”, cuenta Thomas Jacob, activista de la iniciativa popular 'Contra las turbinas eólicas' y cuyo pueblo está situado justo al lado de una de esas plantas.

El apetito por la energía atómica cayó drásticamente hace un año, cuando Japón fue golpeado por un tsunami que lo llevó al borde una catástrofe nuclear, una situación de la que aún no se recupera.

Siendo el mayor consumidor de energía de Europa, las energías renovables son sin duda alguna un proyecto en alto grado ambicioso para Alemania. Al menos, hasta que los parques eólicos no consuman todo el dinero de los contribuyentes alemanes.