En el encuentro del presidente de Bielorrusia, Aleksander Lukashenko con la delegación rusa del distrito federal del río Volga, comparó la suspensión de la colaboración con Rusia con "la muerte política" subrayando sus deseos de continuar la cooperación multilateral con países europeos.
La integración de ambos estados es un proceso ambivalente que recuerda a una situación de despecho debido a las mutuas declaraciones “amorosas”. Las relaciones entre los países son a veces sombreadas por diferentes razones, así como; pasaportes comunes, precios variados de gas y petróleo determinados por el estado de ánimo de Moscú, dando a Lukashenko la posibilidad de presentarse como un ángel custodio de su nación.
En los últimos meses las relaciones entre las potencias fueron marcadas por el juego del gato y el ratón acompañado por diferentes matices de sentimientos de amor y coraje. Sin embargo, Rusia tiene los instrumentos para apaciguar las pasiones que son los precios de gas y petróleo, precisamente los descuentos del primero varían dependiendo de la disposición del país más extenso del mundo.
El estado de ánimo va cambiando en la siguiente sucesión: en el 2008 el descuento se igualó a 33%, en el 2009 al 20 y en el 2010 al 10 por ciento. En el año en curso, Bielorrusia gozó del favor del Kremlin y obtuvo la rebaja del 30% que es el logro más considerable entre los países de la Comunidad de Estados Independientes. Minsk asegura que en el futuro todo será también como antes. En cambio el suministrador guarda silencio con respecto al tema.
Otro punto de discordia es el petróleo. Rusia va a vender el crudo con descuento, condicionado a la participación en la privatización de fábricas bielorrussas.
Las razones para revisar los temas son implícitas. Según los analistas, Moscú sólo sondea el terreno en materia del abastecimiento de gas y petróleo a Europa, a través de Bielorrusia. La otra suposición es prevenirse del acercamiento a los países europeos, pero son solamente las conjeturas.
Cabe mencionar que otro socio eslavo de Rusia, un miembro de la Comunidad de Estados Independientes, Ucrania, también tropezó con las dificultades finacieras. El país ubicado en Europa Oriental solicita a los Estados Unidos el crédito de 2.000 millones de dólares sin aclarar los detalles de tal demanda.