En los últimos 10 años abundan los fracasos económicos. Sprint-Nextel, Boston Scientific-Guidant, Wachovia-Golden, Credit Suisse-DLJ, Alcatel-Lucent... son solamente algunos ejemplos ilustrativos de compañías que no fueron coronadas por el éxito financiero.
Según el periódico financiero estadounidense The Wall Street Journal, desde el primero de enero de 2000 las empresas realizaron 316.657 transacciones de fusiones y adquisiciones en todo el mundo, un promedio de alrededor de 87 por día. Estas operaciones fueron valoradas en una cifra combinada de 25,2 billones de dólares (millones de millones), según la firma de investigación Dealogic, casi la mitad del Producto Interno Bruto mundial.
Las transacciones de este tipo se paralizaron cuando hace un año quebró Lehman Brothers Holdings Inc.. Pero se espera que se reactiven en pleno durante 2010, a medida que las empresas con problemas económicos buscan reducir costes a través de fusiones.
Pocas compañías pudieron salir vivas de la batalla. No fue sólo la desastrosa combinación de AOL-Time Warner, que ostenta la corona de la desgracia desde enero de 2000. De las 25 mayores fusiones corporativas, sólo nueve empresas registraron precios más altos para sus acciones que en la fecha del anuncio de los acuerdos.
Incluso el peso pesado económico Bank of America y sus ramas tienen problemas serios. Las firmas de capital privado tienen 15 lugares en la lista, y nueve de sus acuerdos ahora tropezan con algún tipo de dificultad financiera. No olvidemos Tyco Ltd., HSBC Holdings PLC, Verisign Inc., Viacom Inc. y Sears Roebuck & Co., que realizaron adquisiciones a precios muy altos o resultaron desastrosas en lo que se conoce como la Década del Acuerdo. A lo largo de 28 años, las megafusiones destruyeron un promedio del 3% de los retornos bursátiles a corto plazo de los compradores, según un estudio. En cambio, los acuerdos de empresas más pequeñas que cotizan en bolsa suelen crear alrededor de un 1,5% de valor, según el estudio.
Pero no todas las empresas han sucumbido en el campo de batalla. Edward Whitacre, de AT&T Corp., y James Dimon, de J.P. Morgan Chase & Co, contuvieron el empuje de esta década devastadora. Whitacre fue el más prolífico. Gastó 140.000 millones de dólares para volver a unir gran parte del viejo Bell System, y armó una empresa nacional de telecomunicaciones alrededor de las operaciones inalámbricas de SBC y BellSouth Corp. Las acciones de AT&T subieron un 10% en los últimos cinco años. Dimon ayudó a armar lo que se convirtió en el banco de EE.UU. más prominente, que superó en desempeño a sus rivales. Mientras que Citigroup Inc. está en el proceso de dividir su supermercado financiero, Dimon ha hecho exactamente lo opuesto, y con un resultado positivo. Lo que empezó con la transacción de William Harrison en septiembre de 2000 para unir a Chase con J.P. Morgan se expandió en 2004 con la adquisición de Bank One Corp., lo que llevó a Dimon a la compañía. Desde entonces, ha adquirido Bear Stearns Cos. y Washington Mutual. Los inversionistas están dispuestos a pagar 34 dólares por cada dólar que J.P. Morgan gana, mientras que Citigroup a duras penas registra ganancias.
Mientras tanto es difícil pronosticar el futuro económico -incluida la compra por parte de Barclays PLC de Lehman como el acuerdo de la década-. Pero incluso si la fusión tiene problemas, es prácticamente imposible superar el bajo precio. El tiempo mostrará si las compañías salen con honor del punto muerto financiero.