Así, en el marco del encuentro, los diecisiete países de la eurozona acordaron lanzar el proceso para una mayor integración económica y monetaria a través de cuatro bloques: una unión bancaria, una unión fiscal, un marco de política económica común y fortalecer la legitimidad democrática.
Además, los dirigentes comunitarios se comprometieron a usar los fondos de rescate de forma "flexible" y "eficiente" para "estabilizar los mercados" de los países miembros que cumplan su plan de reformas económicas.
El BCE como supervisor
A cambio, Alemania exigió la implantación de un supervisor financiero supranacional que sea capaz de controlar a esas entidades. “La recapitalización directa será posible bajo condiciones muy estrictas", afirmó por su parte el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.
Esta opción estará operativa a partir de finales de año, cuando el Banco Central Europeo se convierta en supervisor único de las entidades de la zona euro, lo que significa que el préstamo ya no contabilizará como deuda.
El acuerdo se hizo posible gracias al bloqueo táctico al que habían recurrido España e Italia negándose a firmar el Pacto por el Crecimiento y el Empleo, con el que la UE pretende movilizar hasta 120.000 millones de euros en inversiones para estimular la economía.
Tras haber conseguido de sus homólogos las concesiones reclamadas que permitan a esos países financiarse de nuevo a precios razonables, los líderes de estados, Mariano Rajoy y Mario Monti levantaran todas las objeciones.