Cuba anuncia medidas para combatir la crisis
Durante una intervención en el Parlamento cubano, el ministro de Economía y Planificación de Cuba, Marino Murillo, afirmó que la economía de la isla había crecido un 1,4% durante 2009, algo que atribuyó a la complicada situación económica internacional. Murillo también presentó un plan económico para el siguiente ejercicio, que incluye recortes en el gasto estatal y la reestructuración de los sectores que resultan menos rentables para las arcas gubernamentales. De este modo, las empresas dejarán de financiarse directamente por el aparato estatal y pasarán a hacerlo con créditos que deberán devolver empleando sus propios beneficios. En caso de no poder hacerlo, tendrá que recurrirse a las fusiones de estas compañías, lo que supondría la desaparición de algunas de ellas.
Este plan también incluye la descentralización de las actividades económicas que más beneficios reportan al Estado, entre las que se incluyen las industrias del níquel, el turismo, la aviación, el ron, el tabaco y la biotecnología. Estas empresas también se autofinanciarán gracias a las divisas que obtienen y de este modo se evitará el trasbase de sus beneficios a las actividades menos rentables.
Con estas medidas, la administración tiene la intención de dar prioridad a las inversiones en los sectores que generan un mayor retorno de divisas y en los que puedan sustituir a las importaciones. Con estos cambios, las autoridades cubanas esperan paliar en cierta forma la grave crisis de liquidez que está afectando a la economía de la isla. Esta situación es la que mantiene congeladas gran parte de las cuentas de las empresas extranjeras que operan en el país en una cantidad de dinero total que podría estar entre los 600 y los 800 millones de dólares, según algunos analistas. Raúl Castro, presidente el Gobierno, intentó transmitir tranquilidad a estas compañías, afirmando que las retenciones de los pagos a estas empresas se han reducido “en más de un tercio” hasta el pasado mes de agosto y asegurando que se pagará “hasta el último centavo de los compromisos asumidos”.
Además de la aplicación de los nuevos planes económicos, también se pretende afrontar un importante recorte en el gasto estatal. Esto se logrará, según un informe económico hecho público por el Gobierno, mejorando la gestión de los fondos públicos y manteniendo los planes de ahorro como el de petróleo, que supuso un descenso de 70 millones de dólares en los gastos estatales durante el pasado año. Sin embargo, no se procederá a reducir la población que se beneficia de la Libreta de Abastecimiento de alimentos, que seguirá siendo un derecho de todos los ciudadanos, independientemente de su nivel de ingresos.
También se plantean nuevas medidas en agricultura, el único sector del país que ha experimentado un crecimiento durante el último ejercicio. Para estimular la productividad en el sector, se permitirá vender los excedentes de los cultivos en los mercados “bajo las reglas de la oferta y la demanda”, con el fin de liberar a las fuerzas productivas de las “restricciones para su desarrollo”, en palabras de Raúl Castro.
Durante su intervención en el Parlamento, le presidente cubano también tuvo tiempo para referirse a la política de la administración estadounidense que, según su entender, sigue empleando los mismos “instrumentos de agresión” hacia la isla, a pesar de haber variado su mensaje, lo cual también ha incidido en la negativa situación económica actual. Asimismo, el mandatario cubano se refirió a dos problemas en los que la Revolución, según su opinión, no ha avanzado lo suficiente durante estos cincuenta años: las desigualdades de género y el racismo. Con el fin de mejorar la situación en este aspecto, se comprometió a emplear toda su influencia “para que estos nocivos prejuicios sigan cediendo espacio hasta ser finalmente suprimidos”.
La economía de Cuba tendrá que encarar una situación financiera muy grave durante los próximos meses. Según algunos medios de comunicación, la falta de liquidez que lleva a la congelación de cuentas que los empresarios extranjeros están sufriendo, les lleva ya a calificar la situación de “corralito”, en analogía a lo sucedido a finales de 2001 en Argentina, cuando gran parte de la población perdió sus ahorros ante la quiebra del sistema bancario.