Berlín trata a la zona euro como a una filial. Esta afirmación la hizo el presidente del eurogrupo, Jean-Claude Juncker, al comentar la política alemana para gestionar la crisis económica.
El funcionario acusó al gobierno alemán de condicionar "los intereses de la Unión Europea a su política interna", al tiempo que se preguntaba: "¿Qué quedaría del área común si los 17 estados hicieran lo mismo?". Juncker también criticó sin nombrarlos a algunos políticos germanos que hablaron públicamente de la salida de Grecia de la eurozona.
Los analistas comparten la opinión del funcionario europeo y afirman que es un camino hacia la exterminación de la zona euro, ya que se trata de proteger los intereses de ciertos grupos.
“El sector financiero alemán a través de la Comisión Europea y las grandes empresas financieras privadas han sometido a una presión prácticamente insoportable el proceso de construcción europea […] Si Alemania prosigue con esta línea de máxima presión sobre los países más débiles de la zona euro, el proyecto europeo tal y como se ha entendido para los últimos 30-40 años puede implosionar de forma catastrófica e irrecuperable”, dijo a RT el periodista independiente Jonatham Moriche.
“Desde el punto de vista social y político, las directrices que están marcando Alemania y el Banco Central Europeo son absolutamente destructivas”, agregó.
El ministro de Economía y vicecanciller de Alemania, Philipp Rösler, ha afirmado en varias ocasiones que el posible abandono del euro por parte de Atenas ya no asusta a nadie. Posteriormente, Juncker anunció que el fondo de rescate europeo actuaría junto con el Banco Central del bloque para rebajar los costes de los préstamos a España.