La salida se vincula con préstamos, operaciones interbancarias, retirada de depósitos, así como a la venta de deuda en manos de inversores extranjeros.
En general, se trata de la mayor huida de capital extranjero (70.140,7 millones), en tanto que los españoles retiraron fondos por valor de 4.596,1 millones.
En el mismo periodo de 2011 la situación era mejor: una entrada neta de capital fue de 14.598 millones, mientras que el saldo era positivo, según el Banco de España.
Aunque en los últimos años los bancos españoles han recibido miles de millones del Banco Central Europeo, el dinero no se extiende a las familias y las pequeñas empresas, ya que los prestamistas lo usan para cubrir la deuda, que se convierte en valores a corto plazo incluyendo los colocados en el extranjero. En general los expertos creen que el Banco de España en particular, y toda la economía española en su conjunto, son cada vez más dependientes del dinero del BCE.
La situación se agrava por la recesión en el país. El Fondo Monetario Internacional (FMI) predice una recesión más profunda en España en 2012 y 2013 con contracciones de la economía del 1,7% y el 1,2%, respectivamente, debido a las últimas medidas de ajuste anunciadas por el Gobierno.