En abril de 2011, el Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado elaboró un informe con denuncias en las que se acusó a Goldman Sachs de haber realizado operaciones con hipotecas basura durante la crisis sin informar a los clientes del alto riesgo de esos productos.
“Goldman Sachs engañó a sus clientes y al Congreso de EE.UU. sobre su actuación en la crisis de las hipotecas subprime”, señaló el informe, en el que se declaró que el banco antepuso sus intereses a los de los clientes.
A raíz del documento, el senador demócrata y presidente de ese subcomité, Carl Levin, solicitó a las autoridades estadounidenses que abrieran una investigación penal contra Goldman Sachs y sus ejecutivos.
Sin embargo, a pesar de las contundentes conclusiones a las que se llega en el extenso informe, el Departamento de Justicia dio a conocer este jueves a través de un comunicado que no había una base viable “para entablar un proceso penal con respecto a Goldman Sachs o a sus empleados", aunque sí se reservó el derecho de emprender cargos si aparecen nuevas pruebas en el futuro.
Además, Goldman Sachs recibió ese mismo día otra buena noticia: la Comisión del Mercado de Valores determinó que el banco no tendrá que enfrentarse a ningún cargo por vender a un grupo de inversores un paquete de bonos respaldados por hipotecas basura por valor de 1.300 millones de dólares en 2006.
Por otro lado, la Reserva Federal de EE.UU. y la Oficina Federal del Contralor de la Moneda instaron por primera vez a cinco bancos, entre los que se encuentra Goldman Sachs Group Inc., a que consideren emprender esfuerzos drásticos para evitar la quiebra en momentos de tensión, hallar otras fuentes de financiación y reducir el riesgo.
Los planes deben ser factibles y los bancos “no deben requerir ningún respaldo extraordinario del sector público", anunciaron las instituciones.