El esquema U-turn (giro de 180º) funciona de la siguiente manera: por ejemplo, si una empresa iraní quiere adquirir dólares, vende petróleo a un determinado país, y el beneficio recibido en moneda nacional pasa por cierto banco europeo que, a su vez, realiza transacciones de compensación en EE.UU., de tal forma que los dólares obtenidos en resultado de la operación se trasfieren inmediatamente a sus países. Mientras tanto, Estados Unidos solo trata con el banco y no puede estar cien por cien seguro de que la transacción es legítima.
La única manera de confirmar esto es demandar información sobre un cliente a través del sistema internacional de transferencias interbancarias SWIFT. Si un banco intermediario no tiene suficiente información, los activos deben ser arrestados. Pero la información nunca era un problema para los bancos europeos.
Las autoridades de EE.UU. sospechan que los bancos de la UE falsificaron datos a fin de ocultar el origen del cliente, de tal forma que el régimen de sanciones pudo ser violado a escala industrial. Entre los bancos involucrados que se encuentran bajo investigación destacan el suizo Credit Suisse, los británicos Lloyds, HSBC, Barclays y los holandeses ING y ABN Amro, que se han visto obligados a renunciar a una parte considerable de los activos implicados, y que han pagado multas millonarias.
Las actividades de entidades como Royal Bank de Escocia (RBS), la italiana UniCredit y el banco alemán Deutsche Bank también centran la atención de EE.UU.
Así el banco británico Standard Chartered ya acordó pagar una multa de 340 millones de dólares a las autoridades de Nueva York con la que se zanjó una investigación sobre la ocultación de supuestas transacciones ilegales con entidades iraníes valoradas en más de 250.000 millones de dólares.