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Economía

Aviación de bajo costo: alto riesgo en plena fiebre de recortes

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Ofertas a cambio de riesgo. Las líneas aéreas compiten por ganar clientes menospreciando el chequeo de los aviones y los salarios del personal. Las duras condiciones que se crean en la cabina ponen en peligro la vida de los viajeros y las tripulaciones.
Un vuelo de la compañía de bajo costo Ryanair realizó un aterrizaje forzoso en el aeropuerto de Madrid poco tiempo después de haber despegado por la despresurización de la cabina. Y es que últimamente muchos pasajeros se enganchan a numerosas ofertas baratas olvidándose que en realidad las compañías estarían ahorrando a costa de la seguridad.  
  Viajar, volar rápido y barato. La mayoría lo hace. Las compañías 'low-cost' acaparan más de la mitad del tráfico aéreo en España, un mercado donde se desarrolla una competencia salvaje. Con billetes a cinco euros, es un negocio tan rentable que ha derribado a muchas empresas tradicionales.
Ese modelo, apoyado con dinero público, ha cambiado la aviación. En los últimos tres años las subvenciones al sector fueron de 250 millones de euros. La mayoría, para compañías de bajo costo. Y una fórmula es sencilla: recortes en todo. Para el pasajero y para el piloto.
“Ahora mismo parece que todo es 'low-cost'. Ya no son aquellos sueldos no son aquellos horarios, esa cosa que la gente veía muy glamurosa. Yo pertenezco al grupo de los que pensamos que nos hemos convertido en autobuseros del aire. Las comodidades se han visto reducidas. Por ejemplo, desde que cualquiera que entra en una compañía tiene que pagarse su propio uniforme, se tiene que pagar su licencia médica. Todo es degradación por supuesto”, contó el comandante de aviación Gonzalo Fernández. 
Una degradación que empieza a desafiar, denuncian los sindicatos, la seguridad de volar. Una delicada cadena. En ella, factores como las horas de trabajo para los pilotos que superan los límites de la fatiga. No solo en las compañías 'low-cost', sino que Europa discute ahora una nueva normativa que permitiría jornadas para los pilotos de hasta 16 horas y media.
 “Si estresas alguno de los puntos, lo que puede acabar rompiéndose es la cadena de la seguridad. Si estresamos en un punto, por ejemplo, tiempo de descanso y trabajo. Si superamos ese límite estamos entrando en un problema de excesos de horas de vuelo, de fatigas, de estrés en las tripulaciones. Si entramos en el tema de las escalas, la ley obliga a 45 minutos y hacemos escalas de 20, algo estamos estresando en el sistema. Cuando las condiciones de las tripulaciones son marginales, es otro eslabón más que estamos tensando. Estamos atentando contra la seguridad y lo estamos permitiendo”, explicó el jefe de Relaciones Institucionales del sindicato de pilotos Sepla, Francisco Pinies.  
Porque lo importante sigue siendo volar barato. Y en crisis, más que nunca.
“Ahora mismo prima más el tema económico que cualquier otro tema. Ahora mismo es fundamental viajar barato, porque la gente tiene más necesidad de viajar. Es mucho mejor viajar barato que viajar seguro, afortunadamente no pasa nada. Si algún día pasara algo, todos nos replantearíamos el tema, claro”, opinó uno de los pasajeros.

Se ahorra en el mantenimiento 

El mantenimiento de los aviones: otro semáforo rojo. Los técnicos ya no realizan controles en tránsito. Se los encargan a la tripulación.
“Esa revisión que se encarga a las tripulaciones, si su tiempo de tránsito queda reducido de los 45 minutos a los 20 de ahora, es obvio que no van a poder realizar nada y van a tener que salir sin realizar esta inspección”, señaló Antonio Lora Mateo, portavoz  de la asociación sindical española de técnicos de mantenimiento aéreo.
Solo cuentan con ellos en caso de avería. Y depende de la gravedad. Hay presiones, dicen, para evitar retrasos. Un equilibrio entre la rentabilidad económica y la seguridad.  
“La presión sobre las tripulaciones es 'no llames a nadie', porque eso significa un retraso en el vuelo. Eso genera retrasos y la presión a la tripulación es lo bastante grande como para que se asuman riesgos”, comentó Lora Mateo.
Aunque el comandante de aviación Gonzalo Fernández no cree que haya ningún piloto que vaya a volar con un avión inseguro, “donde antes había un mantenimiento más cuidado ahora se reducen todos los periodos de mantenimiento, para tener produciendo los aviones todo el día, y con la competencia que tenemos aquí todo esto se lleva al límite”. 
Una competencia que está deformando, dicen, la profesión. El 70% de la plantilla de algunas compañías es temporal. Y la mayoría del trabajo está afuera. 
 “La oferta actualmente en España en cualquier sector es muy baja. Entonces vocacionalmente puedes hacerte piloto, pero la mayoría de nosotros paralelamente hemos estudiado otra carrera”, relató el instructor de vuelo Alexis Cardenal.
Las escuelas de pilotos también se han visto afectadas por el cambio en el modelo de negocios, la crisis y el deterioro de la profesión. Desde hace cuatro años, hasta aquí llegan menos alumnos. La mayoría son pilotos por vocación, una vocación con el futuro cada vez más incierto.
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