El periodista económico Larry Elliott explica que las acciones de los banqueros parecían "un lenguaje esotérico" cuyo desciframiento llevó unos años. En particular, se trataba de asumir grandes riesgos con capital insuficiente de reserva. Las personas físicas tomaron préstamos cuyo tamaño se consideraba viable sólo si el valor de una cartera de acciones y de la vivienda seguía creciendo. Mientras tanto, los gobiernos consideraban que el aumento de ingresos fiscales era algo temporal e incrementaban el gasto público. En agosto de 2007, esta gigantesca burbuja empezó a desinflarse.
Los bancos socavaron el estado financiero
Las autoridades impidieron una caída al estilo de la década de 1930 mediante la adopción de medidas coordinadas, pero el proceso socavó sus propias finanzas. El rescate de los bancos les costó caro. A su vez, las instituciones, los gobiernos y los consumidores tomaron conciencia de su carga de deuda. Los bancos centrales trataron de ayudar, concediendo numerosos préstamos baratos: redujeron las tasas de interés y aplicaron medidas no convencionales, como la compra de bonos a cambio de dinero en efectivo a fin de mantener la oferta monetaria.
Este intento de superar la crisis causada por el exceso de préstamos ha fallado. “Era similar a la forma en que un automovilista infla un neumático pinchado: funciona por un tiempo, pero finalmente el neumático se desinfla de nuevo”, explica Larry Elliott.
Todo esto desembocó en un grave golpe para la economía mundial, que sigue en serias dificultades. Así, el verano de 2012 estuvo marcado por signos de desaceleración generalizada, donde el efecto dominó de la crisis de deuda soberana en Europa afectó a América del Norte y a Asia. La zona euro se ve amenazada por una nueva recesión, la economía de EE.UU. se está recuperando a un ritmo mucho más lento que tras las recesiones anteriores, mientras que China está sintiendo el impacto de la política de endurecimiento introducida para para limitar los efectos inflacionistas del estímulo de 2008-09.
La Torre de Babel de la economía mundial
Según Elliott, la razón de la duración de la crisis se debe a la existencia de varios mitos. El mito anglosajón se centra en el hecho de que un gran capital financiero no es una fuerza corrupta, sino positiva, mientras el mito alemán se refiere al problema de la escasez de la demanda que, supuestamente, se puede resolver por medio de ajustes y un aumento de las exportaciones.
Según el periodista, la política correcta habría de pasar por la introducción de duras restricciones sobre los bancos, la cooperación internacional, que debe llevarse a cabo de tal manera que los países acreedores aumenten la demanda interna, ayudando a los estados-deudores, y por una reducción moderada del déficit.
Pero las posibilidades para la realización de estas políticas son pocas, opina Elliott. La razón es el tercer mito: el modelo económico antes de la crisis fue bueno. El antiguo modelo es financieramente inadecuado, social y ecológicamente defectuoso, ya que lo único que importaba era acelerar el crecimiento económico sin pensar en la gente ni en el medio ambiente.