En segundo lugar quedaron los laboristas, mientras que la ultraderecha logró entrar en el Parlamento holandés, compartiendo el tercer puesto con los socialistas.
En el país, considerado el corazón de la zona euro, reina un ambiente anti-Bruselas. La divisa europea ahora se convierte en moneda corriente en las elecciones de los Países Bajos.
Y la estrategia de euroescepticismo se hace cada vez más frecuente entre los parlamentarios: desde los ultraderechistas del Partido por la Libertad, que llaman a volver al florín neerlandés, hasta los socialistas, que ponen en tela de juicio la política de ajuste impuesta por Alemania.
“Protestamos contra nuestro Gobierno liberal, que ha aumentado aún más la brecha entre ricos y pobres. Una parte del problema es que Bruselas tiene ahora mucho poder. La gente siente que no tiene nada que decir sobre lo que pasa con su dinero, o sea no podemos tomar decisiones sobre nuestros complejos de viviendas subvencionadas, nuestro sistema social, nuestras pensiones”, dijo Maureen Van Der Pligt, del Ayuntamiento de Ámsterdam.
El Gobierno neerlandés es uno de los que más alto y más fuerte se expresa para exigir un nuevo y más estricto control para los países de la zona del euro. Y el descontento popular por tener que sacar a Grecia del hoyo se manifiesta en las urnas.
“Las políticas de austeridad es algo que en Europa ha empezado y no va a reducirse, no va a disminuir. El problema de Holanda y el de España y de otros tantos países no es que los gastos sean superiores a los ingresos fiscales. El problema es que crece poco o en el caso de esos dos países no crecen en absoluto”, dijo a RT el economista Santiago Niño Becerra.
Los Países Bajos son un Estado proeuropeo pero la situación en Grecia empieza a poner nerviosa a la gente. La irritación llega hasta tal punto que algunos holandeses se niegan a pagar la cuenta en los restaurantes griegos explicando que “ya pagaron al país con el rescate financiero”.
“Podemos ver en Europa que los votantes pierden la fe en la racionalidad de las políticas de constante austeridad y empiezan a votar por los partidos que se oponen a esa lógica. Lo hemos visto en Francia, en las elecciones regionales en Alemania, que llevan a Merkel a preocuparse por las elecciones el año que viene”, indicó el profesor de la Universidad de Ámsterdam, Henk Overbeek.
“El problema que tienen los holandeses no son tanto las políticas de austeridad como el hecho de que la economía crezca poco”, opina Becerra.