FMI: "El mundo sufrirá 10 años de crisis económica"

El economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), Olivier Blanchard, considera que hará falta una década para superar la crisis financiera y económica mundial que comenzó en 2008.
“No es una década perdida, pero probablemente necesitaremos al menos una década, a partir del principio de la crisis, para que la economía mundial vuelva a estar en buen estado”, indicó Blanchard en una entrevista publicada este miércoles en la página web portfolio.hu.

Blanchard reconoce que existe una fuerte necesidad de reducir la deuda. Sin embargo, pide que cada país encuentre un ritmo adecuado. En su opinión, reducir la deuda a demasiada velocidad podría ahogar la economía, pero una reducción lenta tampoco sería deseable ya que "los mercados no se lo tomarían en serio".   También insta a que los países de la eurozona sean más solidarios entre ellos y pide una mayor integración de las políticas económicas y presupuestarias en esta región.   Aunque según declaraciones hechas esta semana por la presidenta del FMI, Christine Lagarde, “la crisis en Europa amenaza a la economía global”, Blanchard augura que el continente “saldrá adelante” y logrará que el euro se convierta en una moneda exitosa. 
En cuanto a la unión fiscal y bancaria, asegura que “Europa no puede quedarse donde está”.    Asimismo, el economista ve no sólo necesario, sino también “aconsejable”, que la inflación de Alemania sea más alta, lo que incrementaría los sueldos de los alemanes y consecuentemente su poder adquisitivo. Para Blanchard, esta medida no implica provocar una hiperinflación, ya que el equilibrio se mantendrá “gracias a las condiciones generales de la demanda y al compromiso del Banco Central Europeo con la estabilidad de los precios”.
En su intervención, el responsable financiero del FMI recalcó que otros países también están atravesando momentos duros. Por ejemplo, recordó que Japón se enfrenta igualmente a un “ajuste fiscal muy difícil, que tomará décadas resolver” y mencionó los problemas presupuestarios de EE.UU. y la ralentización del crecimiento en China.