Argentina se harta del FMI

Argentina critica las recetas de los organismos multilaterales de crédito porque -asegura- continuarán imponiendo ajustes fiscales a los países en crisis pese a que reconocieron el impacto negativo de sus directivas.

El gran logro de la economía argentina es su proceso de restructuración de la deuda pública nacional. Así lo declaró en Tokio el delegado del país suramericano ante la Asamblea Anual del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, Adrián Cosentino.

Según el funcionario, esta estrategia es un excelente ejemplo del manejo sustentable de una deuda pública. La intervención se produjo después de que el FMI criticara la política económica de Buenos Aires.

Un informe del organismo indica que el país atraviesa una disminución brusca de su ritmo de crecimiento. Por su parte, el ministro argentino de Economía y Finanzas, Hernán Lorenzino, respondió que las economías centrales respaldan el sistema financiero por encima de la economía real y que los resultados demuestran su error. Asimismo, subrayó que los organismos financieros mantienen "viejos paradigmas que parecen no abandonar".

El economista argentino Andrés Asiaín considera que a lo largo de la historia de su país el FMI ha actuado como representante de intereses de distintos grupos financieros extranjeros y que ha impuesto políticas económicas entrometiéndose en los asuntos internos.

"Eso, obviamente, llevó a la economía argentina a situaciones desastrosas como la última crisis internacional, llevo a más de la mitad de los argentinos a la pobreza", recuerda Asiaín. 

El economista lamenta que, si bien el FMI debía ser supuestamente un organismo que brindara liquidez a países en apuros,  "en realidad lo que ha hecho es condicionar esta liquidez a la implementación de ciertas políticas que favorecían a intereses de empresas y bancos, sobre todo norteamericanos", dijo a RT.