La crisis económica en España ha tenido en las cifras del Paro su cara más amarga.
Al finalizar el año 2009, el número de desempleados registrados en las oficinas del servicio de Empleo español, se situaba en casi 4 millones. Uno de los peores resultados en la historia de la democracia.
Aunque la destrucción de empleo se ha cebado más entre los españoles, más de un millón de inmigrantes han visto cómo a lo largo del año se quedaban sin trabajo.
Así queda recogido en el Anuario de la Inmigración en España 2009, que elaborado conjuntamente por el catedrático de Sociología de la Universidad Complutense, Joaquín Arango y sus colegas, Eliseo Aja y Joseph Oliver, fue presentado en Madrid con la presencia de la secretaria de Estado de Inmigración y Emigración, Consuelo Rumí.
La secretaria aseguró que la entrada de extranjeros al país en busca de trabajo descendió hasta los 10.000 -en los primeros nueve meses del año- en comparación con años anteriores, donde se registraron 150.000 y 280.000 llegadas.
Para Rumí, al margen de los efectos de la situación económica, el descenso ratifica la buena labor y el funcionamiento de las herramientas y las iniciativas puestas en marcha por el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero.
Por su parte Joaquín Arango, destacó que la alta tasa de desempleo entre la población inmigrante, es debido no tanto a la crisis como a la entrada masiva de ciudadanos extranjeros, motivados por la aparente buena marcha del país.
Según concluye el informe, la situación desfavorable en la economía afectó inicialmente a los españoles y los inmigrantes empezaron a padecerla bien entrado el 2008, siendo el primer trimestre de 2009 el período donde más se agudizo y empeoró su bienestar.