Argentina consigue establecerse como el principal exportador mundial de biocombustible creado a base de soya. El país incrementará este año en más de 50% las exportaciones de este recurso, según el presidente de la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio), Fernando Peláez.
"Es bastante realista esperar que las exportaciones de biodiésel (gasoil con aceite vegetal) puedan alcanzar los 1.500 millones de dólares", lo que representa más un incremento del 50 por ciento respecto de los 921 millones de dólares del 2009, dijo Peláez.
La producción y venta de biocombustibles en Argentina, país agrícola por excelencia y uno de los mayores proveedores de alimentos, empezó en el 2007 y experimentó otro fuerte impulso a comienzos del 2010.
De acuerdo con la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno (AABH), el país exporta más biodiésel que los primeros cuatro productores mundiales: Alemania, Francia, Brasil y Estados Unidos.
Eso se debe a que, a diferencia de estos países, Argentina hasta ahora no tenía un mercado interno que abastecer y enviaba al exterior el 100% de su producción.
De esta forma, el país fue aumentando sus ventas al extranjero, que pasaron de 160.000 toneladas de biodiésel en el 2007, a 1.5 millones de toneladas en el 2010.
Según los analistas, hubo dos factores que determinaron el fuerte crecimiento de la industria del biodiésel en Argentina. El primero fue el crecimiento de la demanda en Europa, principal comprador del producto argentino. Un decreto de la Unión Europea (UE) estableció en el 2005 que cada litro de gasoil debía contener un 2% de biodiésel, por cuestiones medioambientales.
Esa cifra va en aumento y subirá al 5,75% en el 2010. El objetivo para el 2020 es que cada litro de gasoil contenga un 10% de biodiésel.
Esta disposición brindó un enorme mercado para el biodiesel argentino, ya que los europeos no tienen la capacidad de producción para abastecer su propio mercado, según Fernando Peláez.
Brasil tiene una situación similar: también mezcla su gasoil con un 4% de biodiesel, lo cual absorbe el total de su producción local.
En tanto, Estados Unidos produce y utiliza más bien etanol, otro biocombustible hecho a base de caña de azúcar o maíz, en lugar de biodiésel.
El segundo motivo que estimuló el incremento de la industria del biodiésel en Argentina es el surgimiento de la demanda interior.
A principios de febrero el gobierno argentino declaró que el gasoil que se venda en el país deberá ser cortado con un 5% de biodiésel , porcentaje que irá en aumento y crecerá hasta el 20% durante los próximos cuatro años.
Según las estimaciones de los expertos, eso crearía un mercado extra de unas 800.000 toneladas para este combustible orgánico.
Además, Argentina incorporará el consumo de biodiésel a la matriz energética. La decisión no modificará el precio actual del combustible, incrementará las reservas energéticas del país en 2%, fortalecerá alrededor de 5.000 puestos de trabajo y dará un importante impulso a las economías regionales.
Pero en la actualidad hay muy pocas plantas procesadoras de biodiésel que funcionan en Argentina. A diferencia del petróleo, que tiene presupuestos constantes, la producción del biodiésel depende de la cosecha de soya, que es afectada por muchos factores, entre ellos el clima y la demanda sobre el grano", señaló Peláez.
Se estima que apenas dos docenas de empresas se dedican a la fabricación del biocombustible, debido a que se trata de una industria con costos de explotación muy altos, según el presidente de la Carbio.
Además, la creciente demanda por la harina de soya, en especial por parte de China, ha aumentado fuertemente el precio de la oleaginosa, afectando también el mercado del biodiesel.
Sin embargo, Peláez aclara que el uso de la soja como alimento no se contrapone a su explotación para la creación del combustible: para hacerlo se utiliza el aceite de la semilla, que representa el 20% del grano, mientras que el restante 80% es proteína y se usa para producir la harina comestible.
La producción de biodiesel en Argentina alcanzará 2.1 millones de toneladas en el 2010, según la AABH.
Las predicciones para el 2015 son aún más alentadoras y rondan las 5.5 a 6 millones de toneladas, lo cual convertiría a este mercado en un actor de peso en la economía argentina.
El país sudamericano aporta el 10% de la oferta global de biocombustibles y ocupa el quinto puesto mundial en producción, detrás de Alemania, Estados Unidos, Francia y Brasil.
Argentina es el primer exportador mundial de harina y aceite de soya y el tercero de granos de esta leguminosa, que cubre entre el 60% y el 70% de las tierras cultivables.