El primer ministro británico se ha mostrado inflexible pocas horas antes de que se iniciara el jueves la reunión del Eurogrupo, condenada a ser corta. Fuentes diplomáticas informaron de que en la UE se han empezado a estudiar las posibilidades legales y técnicas para poder aprobar el presupuesto sin el voto de Gran Bretaña. En este caso, el presupuesto sería aprobado anualmente por el voto de la mayoría.
Gran Bretaña calificó esta idea de un duro golpe y la élite política del país, el segundo mayor contribuyente al presupuesto general, se empieza a preguntar qué gana Londres estando en la Unión Europea.
Entre tanto, la sociedad británica se ha dividido en aquellos que quieren ver su país fuera de la UE y otros que al contrario, por muchas razones ven positivo la integración en la comunidad.
Desde el punto de vista económico, la Unión Europea atraviesa uno de los desafíos más arriesgados de toda su existencia. Y los estados de ánimo en la comunidad británica ilustran el refrán que dice que acabándose el dinero se termina la amistad.