Los 'fantasmas' del comunismo y del fascismo recorren Europa

El economista Steen Jakobsen, de Saxo Bank, sostiene que las protestas y la radicalización de la sociedad son los principales problemas de Europa, más importantes incluso que la deuda, las uniones bancarias y las presupuestarias.
Los votantes ya han comenzado su búsqueda de candidatos "alternativos" en los sectores de la extrema izquierda y la extrema derecha del espectro político. Lo único que pueden hacer los políticos “tradicionales” para salvar a Europa  es “reconocer y compartir las pérdidas de la quiebra de los países problemáticos”, aconseja el economista. 
“No descarto que vayamos a incluir en nuestros tradicionales 'predicciones impresionantes' para 2013 una posibilidad de retorno al comunismo en Europa del Este y al autoritarismo en las regiones del sur”, dijo Jakobsen.
El experto explica este fenómeno por una crisis múltiple que afecta a varias esferas, la bancaria, la política y la social, en el marco de la cual la gente tiende a recurrir a métodos radicales.
Al mismo tiempo, si los políticos reconocen la necesidad del cambio, sus acciones generarán graves consecuencias financieras. “No olviden que cualquier acción para reducir las tensiones sociales, significa que los gobiernos incurrirán en pérdidas de garantías y préstamos a Grecia y otros países”, advierte Steen Jakobsen.

Alemania no quita ojo a la deuda


En particular, en Alemania la noticia no será acogida con entusiasmo ya que -alega el experto- la quita del 50% de la deuda griega se traducirá en una pérdida de 17.500 millones de euros, la suma que necesita el gobierno alemán para mantener un presupuesto equilibrado en 2014. 

Por otra parte, si uno o dos países consiguen concesiones o condonaciones en cuanto a las reformas necesarias para implementar, o en las tasas de interés nominales, el FMI, el BCE y los gobiernos de Europa sufrirán pérdidas reales y de gran consideración. 
Así las cosas, el desempleo y las tensiones sociales pueden convertirse en las nuevas prioridades de los políticos, cuya respuesta a esos problemas podría salirle caro a los contribuyentes, sobre todo a los del prudente norte de Europa.
¿Ha llegado el momento para los cambios?. Jakobsen lo duda, ya que -concluye- "para que surja la necesidad de cambios lo que hace falta es una grave crisis".