Economía
Multinacionales engañan a la gente con carne sin etiquetar
Los intereses de los consumidores parecen relegados al olvido mientras se desarrolla el escándalo sobre la carne equina no etiquetada en productos de consumo, en el que ya se han visto involucradas varios países de la Unión Europea.
El conflicto se desató cuando el pasado mes de enero fue hallada carne de caballo en hamburguesas en Irlanda y Reino Unido. A los países involucrados en el escándalo acaba de sumarse Alemania, donde también se ha hallado carne de caballo no etiquetada.
Las empresas proveedoras de carne involucradas en el escándalo se cruzan acusaciones, mientras la cuestión de la salud pública parece quedar relegada a un segundo plano, opinan los expertos.
"Creo que la Unión Europea permite actuar a sus anchas a todas estas multinacionales evidenciando que lo que les importa es el negocio por encima de la salud de las personas. Por poner un ejemplo, la obesidad y la diabetes infantil se están disparando aceleradamente debido a la expansión de este modelo de alimentación con comidas precocinadas", opina el activista de movimientos sociales, Alex Corrons.
La tensión entre las multinacionales ha provocado que los estados europeos se lancen acusaciones entre sí, mientras todos apuntan a Rumanía como principal culpable. Sin embargo, el mapa de la ruta del suministro de carne, que supuestamente salía de Rumanía y pasaba por Países Bajos, Chipre, Francia y Suecia, se asemeja a un rompecabezas. Los analistas opinan que lo sucedido es una consecuencia de la falta de control de alimentos.
El periodista internacional Alberto Rabilotta recuerda que en 2008 hubo otro escándalo en Canadá que costó 23 vidas porque -afirma- "en Canadá como en EE.UU., como en Europa, han sido desmantelados los controles de alimentos". Según él, todo este problema demuestra que "es posible realizar este tipo de fraudes cuando los controles de calidad de los alimentos no son aplicados".
Recientemente la historia dio una giro inesperado cuando el periódico británico 'The Independent' aseguró que la carne que se halla en el origen de la polémica podría ser de asno proveniente de Rumanía, algo que se apresuró a negar el primer ministro de este país.
La dimensión que alcanzó el escándalo hizo que empresas gigantes como Tesco, Burger King o Monoprix se vieran obligadas a retirar casi todos los platos preparados con carne de marcas sospechosas.
Pero mientras los gobiernos y las multinacionales buscan a los culpables, los intereses de la gente parecen quedar al margen.
Las empresas proveedoras de carne involucradas en el escándalo se cruzan acusaciones, mientras la cuestión de la salud pública parece quedar relegada a un segundo plano, opinan los expertos.
"Creo que la Unión Europea permite actuar a sus anchas a todas estas multinacionales evidenciando que lo que les importa es el negocio por encima de la salud de las personas. Por poner un ejemplo, la obesidad y la diabetes infantil se están disparando aceleradamente debido a la expansión de este modelo de alimentación con comidas precocinadas", opina el activista de movimientos sociales, Alex Corrons.
La tensión entre las multinacionales ha provocado que los estados europeos se lancen acusaciones entre sí, mientras todos apuntan a Rumanía como principal culpable. Sin embargo, el mapa de la ruta del suministro de carne, que supuestamente salía de Rumanía y pasaba por Países Bajos, Chipre, Francia y Suecia, se asemeja a un rompecabezas. Los analistas opinan que lo sucedido es una consecuencia de la falta de control de alimentos.
El periodista internacional Alberto Rabilotta recuerda que en 2008 hubo otro escándalo en Canadá que costó 23 vidas porque -afirma- "en Canadá como en EE.UU., como en Europa, han sido desmantelados los controles de alimentos". Según él, todo este problema demuestra que "es posible realizar este tipo de fraudes cuando los controles de calidad de los alimentos no son aplicados".
Recientemente la historia dio una giro inesperado cuando el periódico británico 'The Independent' aseguró que la carne que se halla en el origen de la polémica podría ser de asno proveniente de Rumanía, algo que se apresuró a negar el primer ministro de este país.
La dimensión que alcanzó el escándalo hizo que empresas gigantes como Tesco, Burger King o Monoprix se vieran obligadas a retirar casi todos los platos preparados con carne de marcas sospechosas.
Pero mientras los gobiernos y las multinacionales buscan a los culpables, los intereses de la gente parecen quedar al margen.
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