Los yacimientos descubiertos se encuentran en el fondo del océano Pacífico a unos 2.000 km al sureste de Tokio, cerca de la isla de Minamitorishima, y albergan algunos de los 17 metales lantánidos, también llamados 'tierras raras', en concentraciones entre 20 y 30 veces superiores a las de las minas chinas, lo cual podría ser una gran ayuda para las industrias japonesas.
De confirmarse, este descubrimiento sería un alivio para los fabricantes nipones, que se han quejado en ocasiones de las restricciones supuestamente impuestas por las autoridades de Pekín a causa de la disputa territorial entre las potencias asiáticas por el archipiélago de Senkaku, comprado por el Gobierno japonés a sus propietarios privados el otoño pasado pero que China considera parte de su territorio legítimo.
Actualmente Japón importa de China el 90% de los metales utilizados en la fabricación de numerosos productos de alta tecnología, desde motores de viento y eléctricos hasta 'smartphones', materiales superconductores, imanes y láseres, entre otros.
El único obstáculo para la extracción es la profundidad del yacimiento, ya que las muestras de barro extraídas se encuentran a 5.800 metros bajo el océano. Todavía no se conocen en minería casos rentables de extracción de estos metales a profundidades superiores a 5.000 metros.