“De camino, puede ser que regrese una parte de nuestro dinero que está en Chipre y también en otras zonas que ahora no se mencionan, como las Islas Vírgenes Británicas, las Bahamas, etcétera”, dijo el político ruso.
Medvédev admitió que existe el riesgo de que todos los empresarios rusos vayan a registrar sus firmas en aquellos paraísos fiscales, una vez sean instaurados. Pero para este caso, agregó, existen mecanismos legislativos que podrían restringir estas prácticas.
De conformidad con la ley, en la Federación de Rusia podrán organizarse zonas especiales de varios tipos: las industriales, las innovadoras técnicas, las turísticas y las portuarias. En 2006 para viabilizar aquellas previsiones fue creada una sociedad anónima con el 100% de las acciones pertenecientes al Estado. Sin embargo, hasta el momento no existe ninguna zona económica libre con un régimen impositivo tan relajado como para llamarla offshore.
Puede ser que regrese una parte de nuestro dinero que está en Chipre y también en otras zonas que ahora no se mencionan"
En un comentario posterior el primer ministro ruso dijo que cuenta con una resolución “no confiscadora, sino razonable” para el problema de deuda chipriota.
Las cifras que explican el interés especial de los empresarios rusos por la situación en Chipre, fueron citadas la víspera por el presidente de la administración de Alfa-Bank, uno de los bancos internacionales con sede en Moscú, Andréi Sokolov. Según su estimación, de los 90.000 millones de euros depositados en Chipre, unos 18.000 millones pertenecen a personas físicas y jurídicas rusas.