"La gente en el Norte debe prestar más atención a las consecuencias humanas directas de estas políticas. Si tienen mejor conocimiento de lo que pasa, cambiarán de opinión sobre lo que se necesita emprender en un futuro próximo", opina Pedro Lains, profesor de Economicas de la Universidad de Lisboa.
Pero para algunos portugueses ya llegó el tiempo de actuar. Mientras los precios suben y los salarios bajan, las granjas urbanas les ofrecen a las familias la certeza de que tendrán alguna comida sobre la mesa.
Según comentó una granjera a RT, "todo es demasiado caro y yo trato de sacar todo lo que puedo de mi pequeño huerto. A veces hay una buena cosecha y puedo venderla para ganar dinero extra".
Estas pequeñas parcelas crecen en el mismo centro de Lisboa sin el permiso apropiado. Las autoridades hacen la vista gorda. Aquí nada se desperdicia. Hasta las plagas tienen su uso, si se sabe cómo usarlas.
"Recojo estos caracoles de mi cosecha, al prepararlos pueden ser bastante sabrosos, incluso algunos los consideran una 'delicatessen', tanto asados como en sopa", cuenta la granjera Maria Urban.
El portugués João Cortes de Oliviera fue más allá de la jardinería, convirtiendo este oficio en su negocio. El emprendedor dejó atrás sus estudios en Sociología y un trabajo en publicidad, se mudó al campo y ahora enseña a otros cómo cultivar setas. "Estamos acostumbrados a un modelo donde nos dan las oportunidades, ya esto ha cambiado, tú tienes que crear tus propias oportunidades", indica João.
Incluso encontró una aplicación útil para sus viejos libros de texto a los que utiliza como suelo para los nuevos hongos, que son muy fáciles de cultivar. "Solo tenga paciencia y las cosas se arreglarán a su tiempo. Esta es la mejor lección que aprendí con las setas", dijo.
Inmerso en el mundo fúngico atraído por la habilidad de reciclaje de las setas, João dice que los políticos podrían aprender algo de su producción. "Tenemos que encontrar una nueva alimentación para que nuestra economía cobre vida, como una seta hermosa", afirma.
Y mientras los políticos buscan una solución al problema, los portugueses encuentran sus propias fórmulas de supervivencia retornando a sus orígenes y haciendo renacer su propia economía con la ayuda de la tierra.