La semana pasada, un grupo de hombres de negocios liderados por el multimillonario Richard Branson anunció la creación de un equipo que va a promover un 'Plan B' para el capitalismo. Según ellos, el llamado 'Plan A', el que siguen los empresarios únicamente para obtener beneficios, ya no funciona, informa la revista 'Foreign Policy'.
Sus razonamientos son:
• La humanidad está en una encrucijada: el medio ambiente se está deteriorando rápidamente, la población crece, la desigualdad aumenta;
• Los Gobiernos nacionales no quieren o no pueden resolver estos problemas. Por lo tanto, son las empresas privadas las que deben actuar como principal motor del cambio.
Por ello los capitalistas del 'Equipo B' plantean oponerse al principio tradicional de obtener beneficios a cualquier precio y promover en cambio la idea de responsabilidad social, que redunda en el bienestar de las personas y en la conservación del planeta.
Pero por detestable que sea la codicia de los empresarios actuales, rechazar el afán de lucrarse constituiría un grave error, apunta el economista Daniel Altman, profesor de la Universidad de Nueva York.
La materialización de este plan por parte del 'Equipo B', es decir, el rechazo al modelo clásico de hacer negocios, puede destruir los fundamentos del orden social, advierte Altman.
Para que cualquier empresa tradicional tenga éxito es muy importante que esta se haya formulado un objetivo claro que permita a los gerentes de las compañías saber qué esperan de ellos los accionistas. Los accionistas, por su parte, saben cómo evaluar el desarrollo de la empresa estudiando la cuenta de resultados.
Sin embargo, en el caso de una empresa que tenga como objetivo el bienestar social este modelo no funcionaría, puesto que no estaría claro cómo evaluar los resultados de su labor en beneficio del planeta, y más difícil todavía sería atraer a los inversores.
El mismo Branson, cuando estaba construyendo su negocio, prometió a los inversionistas que la empresa sería rentable. Es poco probable que hubiera conseguido crear una empresa multimillonaria hablándoles a los inversores sobre responsabilidad social.
Aparte de Branson, muchos empresarios de compañías que han obtenido el éxito financiero y que al principio se autodefinían como organizaciones sin fines de lucro con el tiempo han comenzado a actuar de acuerdo con el modelo clásico de negocios. Por ejemplo, la institución india de microfinanzas SKS comenzó como una empresa comprometida socialmente, pero ahora sus acciones se cotizan en la bolsa de valores.