El fotógrafo Gleb Garanich, de la agencia Reuters, ha visitado la ciudad-fantasma de Prípiat 30 años después del accidente de la central nuclear de Chernóbil. Las fotografías reflejan las terribles consecuencias del accidente, que obligó a los residentes de esta ciudad anexa a la central a huir de la ciudad por la radiactividad liberada. La ciudad aún presenta gran cantidad de polvo radiactivo firmemente arraigado en el suelo, árboles y casas.