El agua resucita el mar de Aral: Así es la vida en el extinto cuarto lago más grande del mundo

El que fuera el cuarto lago del mundo desapareció casi completamente de la faz de la Tierra, dejando tras de sí una catástrofe ecológica. Sin embargo, una parte del mismo ha podido ser recuperada gracias a la construcción de un dique que impide que el agua salga al sur y se evapore allí. Así es el día a día de la gente en las aldeas de la costa norte del mar de Aral, donde ha regresado parte del agua que llegó a retroceder decenas de kilómetros, dejando al descubierto el fondo cubierto con sal.
Orilla del Aral del Norte, cerca de la localidad de Karateren, en Kazajistán, poblada por 150 habitantes. La pesca vuelve a ser una ocupación viable en esta parte del lago. / Shamil Zhumatov / Reuters
Un barco abandonado en la parte salinizada del lago, cerca de la localidad de Akespe donde viven 250 personas. A diferencia de Karateren, el agua no regresó a Akespe. / Shamil Zhumatov / Reuters
Algunos pescadores se pasaron a otras profesiones, como la cría de camellos, que pastan en el antiguo fondo del lago. / Shamil Zhumatov / Reuters
El fondo expuesto del lago está en su mayoría cubierto de sal y no resulta apropiado para las granjas. / Shamil Zhumatov / Reuters
La pesca se ha quintuplicado en Karateren tras la construcción del dique. / Shamil Zhumatov / Reuters
En un momento dado, el agua se replegó alejándose a 100 kilómetros de la localidad de Akespe. Ahora ha regresado, quedándose a 20-25 kilómetros de la localidad. / Shamil Zhumatov / Reuters
Los pecadores, que antes pecaban en grandes barcos de arrastre, ahora solo usan lanchas pequeñas. / Shamil Zhumatov / Reuters
Alumnos del nuevo colegio en la localidad de Bogen. / Shamil Zhumatov / Reuters
Un niño en localidad de Karateren. / Shamil Zhumatov / Reuters
Pescadores cargan su mercancía en un camión en Karakeren. / Shamil Zhumatov / Reuters
Pescadores de Karateren. / Shamil Zhumatov / Reuters
Camellos en una petrolera abandonada en la localidad de Zhalanash. / Shamil Zhumatov / Reuters
Una niña pastorea las vacas en la localidad de Bogen. / Shamil Zhumatov / Reuters
Un ganadero en Karateren. / Shamil Zhumatov / Reuters
Aunque una parte del lago se ha podido salvar, el mar del Aral en su totalidad parece haber desaparecido para siempre. / Shamil Zhumatov / Reuters
Gracias a la construcción de un dique que separó el Aral del Norte de las partes desaparecidas del lago, en el norte se recupera la población de peces, mamíferos y aves. / Shamil Zhumatov / Reuters