La tragedia siria que empezó hace casi tres años, no solamente se ha cobrado la vida de más 100.000 civiles y ha obligado a millones de sirios a refugiarse para huir de la guerra, sino que se ha convertido también en una amenaza para el patrimonio cultural del país, casi aniquilado en los feroces combates entre los rebeldes y las tropas gubernamentales. Pero los bombardeos y los combates no son la única causa de estos daños: fundamentalistas islámicos destruyen diversos tesoros arqueológicos como mosaicos bizantinos o estatuas griegas y romanas porque las imágenes contradicen sus creencias religiosas.














