¿Qué es un simulador de vuelo? (parte 1)

El uso de simuladores de vuelo es una herramienta esencial para el entrenamiento de quienes han de ser pilotos. Y no estamos hablando de un jueguito de PC con un 'joystick' conectado a la computadora: es algo mucho más complejo que, generalmente es más caro que el avión mismo. Un simulador es una copia idéntica de la cabina a tamaño real montada en una plataforma hidráulica que se mueve en todas las direcciones, capaz de producir una sensación real de vuelo. La cabina tiene una pantalla que visualiza todo lo que pasa alrededor (incluso cualquier aeropuerto con sus respectivas pistas y edificios) y un programa de control de sistemas que permite generar las más diversas condiciones e, incluso, situaciones especiales.

La característica fundamental de los simuladores es que permiten imitar cualquier tipo de situación sin exponer a los pilotos a un peligro real. Sin embargo, la sensación es tan similar a la de un vuelo real que los pilotos pueden entrenar procedimientos de emergencia, experimentando todas sus particularidades. Esto otorga una experiencia muy valiosa.

Como dijimos en varias oportunidades, la probabilidad de que durante el vuelo pase algo realmente grave es casi nula, pero los pilotos, de todos modos, tienen que estar preparados para enfrentar cualquier situación, y esa experiencia es casi imposible de adquirir en la vida real. En los simuladores, en cambio, se puede imitar todo lo que al instructor le dé la gana (en general, le da por poner lo peor que uno pueda imaginarse, y todo a la vez), y el piloto tiene que demostrar que es capaz de operar el avión incluso en tales condiciones. Y hasta que no pase todas las pruebas necesarias, nadie va a dejarlo a cargo de un vuelo real.

Hay diferentes clases de simuladores con distintos grados de cercanía a la realidad. Para un entrenamiento básico se usan simuladores simples. Este tipo de simuladores no tienen plataformas y pueden no tener algunos detalles del prototipo real ya que se usan, más que nada, para mostrar cómo está compuesta la cabina y para practicar procedimientos generales.

Acá te muestro la diferencia entre el simulador del Diamond Da-42 y la cabina del avión real. Como puedes ver, casi no hay diferencia (bueno, no se ve muy bien, pero créeme que es así: no pude sacar una foto mejor durante el vuelo). Lo único es que este tipo de simuladores, al no poder moverse, no están en condiciones de dar una sensación del todo real, por eso no se usan para entrenamientos complejos: están destinados a una primera etapa, a darle al estudiante una idea de cómo sería estar en un avión de verdad y nada más que eso o para aviones livianos.

Los simuladores que se usan para entrenamientos de pilotos comerciales tienen un mayor nivel de realismo y la única diferencia que tienen con la cabina de un avión real es que el simulador no cuenta con un sistema de abastecimiento de oxígeno (lo cual es entendible: no se necesita estar en un simulador de millones de dólares para aprender a ponerse una máscara) y algún que otro detalle, el resto es idéntico: y al entrar, por ejemplo, en una zona de turbulencia que ha creado tu querido instructor, créeme que te suda la espalda y ten dan ganas de apretarte bien el cinturón para no golpearte la cabeza contra el techo de la cabina. Por no hablar de lo que se siente cuando te apagan los dos motores: la cabina se te llena de luces y te empiezan a sonar bocinas de todos lados... es tan real que no te das cuenta de que estás en un simulador. Será un simulador, pero los nervios son absolutamente reales.

Bueno, ¿para qué tanta charla? Acá te muestro un video que hice hace unos días especialmente para este blog. Espero que puedas sentir en carne propia esa experiencia que intento compartir contigo. ¿Estás listo?