El canal internacional
de noticias en español
más visto en el mundo
Opinión

Más vale prevenir, que curar

Publicado:
Más vale prevenir, que curar

Hace unos días, el 2 de abril, en la ciudad de Tyumen, un ATR-72 que pertenecía a la compañía UTair se precipitó contra el suelo durante el despegue. Fallecieron 27 pasajeros y toda la tripulación: el comandante, de casi 28 años, el copiloto, de 23, y dos azafatas. Las autoridades rusas ya iniciaron la investigación que va a durar por lo menos varios meses. Hasta entonces yo no les voy a poder decir qué es lo que pasó: todavía no lo sé. Sí puedo decirles, desde un punto de vista serio, qué es lo que pudo haber pasado, teniendo en cuenta la información general, antecedentes y sentido común.  

¿Que es lo que puede hacer que un avión se estrelle durante el despegue? Son muchas las causas: fallo de motor (o motores) o del sistema de control, error del piloto,  mantenimiento, condiciones meteorológicas, congelamiento del ala, etc. Durante el despegue cualquier situación requiere llevar a cabo acciones instantáneas, porque, por más que el problema no sea del todo grave, el avión todavía se encuentra muy cerca del suelo.

Sabemos que el avión pasó toda la noche en el aeropuerto de Tyumen. Durante la noche y la madrugada nevó, la temperatura a la hora de la partida era de un grado bajo cero. También se sabe que el avión no fue tratado con líquido anticongelante, cosa que siempre se hace cuando la temperatura está alrededor de los cero grados y hay precipitaciones. La junta ya comprobó que en el momento del accidente los motores funcionaban normalmente, eso quiere decir que no hubo problemas de combustible y que el avión tenía suficiente potencia.

Esa es la información que tenemos hasta ahora. No saquemos conclusiones precipitadas, pero todo lleva a pensar que el avión despegó con hielo en las alas. Primero, las condiciones meteorológicas eran bastante favorables para que se formase hielo en la superficie de la nave. Cuando la temperatura es de entre más cinco y menos diez grados bajo cero y la humedad es alta (durante una lluvia o una nevada, por ejemplo) el congelamiento es casi inevitable. Por eso antes de despegar los pilotos examinan el estado del ala, el estabilizador y las tomas de aire de los motores y en caso de que haya hielo el avión se trata con un líquido especial que lo elimina e impide que se forme de nuevo. Es más, esto se hace hasta cuando no hay pruebas evidentes de congelamiento, pero sí hay condiciones para que se forme hielo. Segundo, el ATR-72 tiene el ala colocada en la parte superior del fuselaje, lo que hace imposible que el piloto pueda verificar la presencia de hielo durante las inspecciones rutinarias de la nave antes del despegue. Tercero, este no seria el primer accidente de un ATR-72 a causa del congelamiento: en sus primeras modificaciones, el sistema anti-hielo tenía defectos que en ciertas circunstancias no permitían evitar que las alas se congelaran. Después del accidente del vuelo 4184 de American Eagle en 1994, ATR modificó el sistema y en Estados Unidos prohibieron el uso del avión en climas fríos (cosa que no pasó en Siberia, donde el clima no es para nada cálido).   

Finalmente se preguntarán por qué el congelamiento es tan peligroso. El hielo, al cubrir la superficie del ala de una manera irregular, cambia su perfil y eso reduce su capacidad de elevación y aumenta la resistencia. Para compensar la pérdida de capacidad de elevación, el avión debe volar mucho más rápido, pero eso es casi siempre imposible, ya que el piloto no sabe que el ala está cubierta de hielo (si lo hubiera sabido, nunca habría despegado) y mantiene velocidades estándar. Cuando eso pasa el flujo de aire que atraviesa el ala no es suficientemente rápido y el avión cae en pérdida.   

El hecho de que los pilotos fueran jóvenes y tuvieran poca experiencia sí pudo haber tenido cierta influencia desde el punto de vista de que psicológicamente estaban menos preparados para enfrentar una situación de emergencia. Y sí es factible que pilotos con mayor experiencia pudieran haberse manejado incluso en estas circunstancias. Una emergencia real puede producir un estrés enorme y la habilidad de controlarlo depende directamente de la experiencia de uno: para solucionar ciertos problemas no alcanza solo con saber cómo solucionarlos, sino, y hasta más importante, es fundamental poder controlar sus propias emociones y no perder un tiempo que es muy valioso. De todos modos eso no implica que la responsabilidad del accidente sea de los pilotos. 

Por ahora esto no es más que una suposición. Yo personalmente espero que algún día podamos saber qué es lo que realmente pasó. Es muy importante que tragedias como esta nos sirvan para sacar conclusiones que eviten su repetición en el futuro. Pero parece que últimamente las juntas investigadoras se preocupan más por defender los intereses de grandes compañías que por desarrollar las condiciones de seguridad.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

RT en Español en vivo - TELEVISIÓN GRATIS 24/7