El precio de una lamparita
En la historia de la aviación hubo casos bastante ridículos: cuando un piloto se confundía de pista y aterrizaba en un aeropuerto equivocado o cuando durante una falla de motor, se apagaba aquel que estaba funcionando bien y la nave se quedaba sin potencia. A decir verdad, la palabra "ridículos" no es del todo correcta, porque siempre hay alguna razón lógica por la que se comete un error.
De todos modos el primer puesto entre los accidentes que definitivamente no tendrían que haber ocurrido, pertenece sin duda al Lockheed L-1011 Tristar de la compañía estadounidense Eastern Air Lines que cayó en Florida el 29 de diciembre de 1972.
El vuelo 401 de Nueva York ya venía aproximándose al aeropuerto internacional de Miami y los pilotos estaban preparando la nave para aterrizar. Hasta entonces todo iba bien, pero cuando el copiloto bajó la palanca del tren de aterrizaje las cosas empezaron a salir mal: el indicador del tren delantero permanecía apagado, cuando tenía que prenderse una luz verde. Eso quería decir o que el tren estaba bajado, pero no asegurado, o simplemente que algo falló y no pudo salir. Digamos que no es una situación de emergencia, porque hay diferentes maneras de bajar el tren, y hasta si nada de eso ayuda, un aterrizaje sin tren es peligroso, pero no necesariamente debe provocar un accidente.
Suceda lo que suceda los pilotos primero tienen que averiguar qué es lo que realmente pasa y solo después tomar la decisión de continuar la aproximación. El comandante decidió abortar la maniobra y condujo la nave a la zona de espera para tomar las medidas necesarias.
El avión venia volando a una altura de 2.000 pies con el autopiloto encendido. El ingeniero de abordo dejó la cabina y fue a ver la posición del tren por una ventanilla especial, pero como era de noche no se veía nada. Mientras tanto el copiloto estaba tratando de extraer la lamparita para verificar si no estaba fundida, pero resultó ser tan difícil que el comandante y el ingeniero lo empezaron a ayudar. Ese fue el punto clave, porque tan ocupados estaban todos con la lamparita que ya nadie controlaba los parámetros de vuelo.
Pero todo hubiera salido bien y yo no estaría escribiendo esto ahora si el comandante no hubiera desconectado el autopiloto sin darse cuenta. Al tratar de extraer la bombilla, él, por casualidad, empujó el timón con la pierna y el autopiloto se apagó. Como nadie se dio cuenta, la nave poco a poco empezó a descender. A pocos metros de altura los pilotos notaron que el avión había dejado su altura previa, aplicaron potencia y tiraron del timón para ascender. Lamentablemente ya estaban a muy poca altura y la nave chocó contra la tierra. Fallecieron 77 personas…
No, no es para nada "ridículo". Ahora los aviones tienen muchísimas alarmas que llaman la atención y sistemas automáticos que ayudan a los pilotos durante las fases críticas del vuelo, pero antes todo era mucho más primitivo y volar resultaba demasiado difícil para el ser humano. Es por eso que aparecieron las alarmas y los sistemas automáticos y ahora es simplemente imposible que algo similar ocurra.
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