Hace un par de posts te estuve contando un poco sobre lo que pudo haber pasado (‘Una mala manera de festejar el año nuevo’). Te refresco la memoria:
El Tupolev Tu-204 no pudo frenar durante el aterrizaje y se salió de la pista a gran velocidad, chocando contra el cercado. Cinco personas fallecieron. No había factores evidentes que pudieran haber afectado a la seguridad del vuelo: las condiciones meteorológicas eran suficientemente buenas para aterrizar, los pilotos tenían miles de horas de experiencia y la nave estaba en buen estado.
¿Factor humano? ¿Otra vez? Yo no soy de culpar a los pilotos, porque todavía no tengo la experiencia suficiente para ponerme en el rol de instructor, y aparte también entiendo que hay millones de factores objetivos que pueden hacerte cometer un error más allá de la experiencia. Pero parece que sí: otra vez lo mismo. Y eso es culpa de la decadencia del sistema en general, no solo de los pilotos.
En fin. El primer error que cometieron los pilotos fue mantener una velocidad de aproximación muchísimo mayor de la necesaria: 260 kilómetros por hora en vez de 210. Si te parece que para un avión 50 kilómetros por hora no es nada, mira lo que pasó después. En el momento en el que el avión tocó la superficie de la pista la sustentación era todavía demasiado grande (porque la velocidad era grande) y por eso no se comprimieron los amortiguadores del tren de aterrizaje. Digamos, que el avión seguía volando, pero un poco apoyado sobre la pista. Eso es muy peligroso por la siguiente razón.
Para frenar, el avión utiliza no solo los frenos de las ruedas, sino también los frenos de aire (spoilers) y el reversor de los motores. Pero para que estos dispositivos no se activen por error durante el vuelo, los aviones modernos tienen sistemas de bloqueo. El sistema tiene que determinar si el avión está volando o ya aterrizó y para eso usan sensores que se colocan casualmente en el tren. En otras palabras, para sacar los frenos de aire y el reversor, el tren tiene que comprimirse y desbloquear el sistema. ¿Qué pasa si el avión aterriza muy rápido? Correcto, el sistema sigue bloqueado y no hay manera de extraer los spoilers y el reversor, elementos muy necesarios durante el aterrizaje.
Volvamos a lo nuestro. El avión ‘aterrizó’ y los pilotos le aplicaron potencia al reversor. Como el tren seguía sin comprimirse la palanca del reversor estaba bloqueada, pero al ponerle suficiente fuerza, el tope se rompió y el motor empezó a acelerarse. ¿Todo bien, dirás? Un pequeño detalle: solo la palanca se desbloqueó, el reversor mismo seguía desactivado. Y ahí es cuando empieza lo grave: los motores empezaron a tirar para adelante, en vez de tirar para atrás…
El ingeniero notó que el reversor no funcionaba, pero el comandante no reaccionó. Cuando se dio cuenta de que el avión no estaba frenando, redujo la potencia, pero segundos después lo intentó de nuevo. Otra vez no hubo caso. Y así tres veces. Por alguna razón a ninguno de los tres pilotos se le ocurrió la idea de extraer los spoilers manualmente para reducir la sustentación del ala y desbloquear el sistema, y el avión seguía volando por la pista. Cuando la pista se acabó el comandante decidió apagar los motores, pero ya era demasiado tarde, porque a 215 kilómetros por hora y a solo 300 metros del cercado ya no había chance de frenar. El avión se estrelló contra la pendiente de la zanja a 190 kilómetros por hora.
El avión estaba en perfecto estado, puede que el sistema de bloqueo no fuera del todo ideal (porque tendrían que haber tenido en cuenta la posibilidad de ciertos errores), pero no hubo fallas mecánicas. Sí es cierto que es muy difícil reaccionar de inmediato y solucionar un problema desconocido volando a 250 kilómetros por hora y teniendo solo 30 segundos. Pero, primero, el comandante tenía más de 15.000 horas de experiencia y supongo que eso es suficiente para saber tomar una decisión correcta. Segundo (lo que empeora la situación todavía más), no es el primer caso en el que un Tu-204 no llega a frenar en la pista, o sea que los pilotos tendrían que saber muy bien cómo comportarse en esta situación. Cuando sucede un accidente y se determina la causa siempre analizamos lo que pasó y si es necesario desarrollamos entrenamientos adicionales en los simuladores. Eso es fundamental para mantener un nivel de seguridad más o menos alto.
En este caso parece que a nadie le importó nada y todos seguían violando las reglas como siempre, hasta que alguien ahí arriba se cansó y sucedió lo que tenía que suceder. Y lo más triste es que este accidente refleja muy bien la situación de la aviación civil en general. Hace solo 25 años este país tenía un sistema de seguridad impecable, algunos de los mejores sistemas de preparación de pilotos en el mundo y un sistema de control muy riguroso. Ahora ya casi no queda nada: solo dinero y una gran cantidad de corruptos a los que no les importan las vidas de otra gente. Y lamentablemente hasta que el sistema no cambie, nosotros vamos a seguir hablando de accidentes.