La necesidad es la madre de las ideas...

Tenemos aquí un experimento, llamado “Piloto”, durante el cual se comprueban las aptitudes de mandar la nave. Es un procedimiento bastante largo, dura cerca de tres horas. Inicialmente se pone un dispositivo que llamo “el gorro”. Realmente es una especie de casco con sensores que contactan la piel de mi cabeza. Después paso una serie de pruebas: de comprensión, de atención, etc., mientras que los sensores hacen la lectura de la reacción de tu cerebro, respiración, nervios. Cuando se pone este “gorro”, se deberá aplicar una pasta especial para mejorar el contacto de los sensores con la cabeza. Creo que entienden bien que al rato la pasta se seca y quitarla del pelo es bastante difícil. Pero como se dice “la necesidad es la madre de las ideas”. Se le ocurrió a Román utilizar en vez de la pasta un “salero”. Claro que este salero no es un salero normal de los que se usan en la Tierra. Aquí no disponemos de sal seca, ni podríamos salar un plato, por mucho que se desee, ya que los cristales de sal en seguida volarían en todas direcciones. Por ello nuestros colegas norteamericanos tienen un tubo con agua muy salada que se puede usar para salar la comida. Entonces, Román tuvo la idea de espolvorear los sensores con esta agua, en vez de la pasta pegajosa. Imagínense, el resultado ha sido aún mejor. A veces, aplicada la pasta, no pasa la señal y tenemos que repetir la prueba, ¡Mientras que el contacto con agua salada es fenomenal!

Vía la Agencia Federal Espacial Rusa Roscosmos.