El último atentado Talibán en el corazón de la capital afgana no fue el primero, y lamentablemente, no será el último. En vísperas de la conferencia internacional en Londres sobre Afganistán, es sólo un mortífero recordatorio más sobre quién está recibiendo los disparos en esta narco-reserva estadounidense de nueve años de edad.
Morder la bala
Para el presidente estadounidense, podría ser la última oportunidad de reunir su integridad intelectual y confesar que la ampliación militar de la doctrina Población-Céntrica en Afganistán es una burla que no ha superado el examen del martilleo talibán más allá de toda duda razonable, ni siquiera en Kabul.
De la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) a la Administración de Control de Drogas (DEA), FBI y CIA
El comandante en jefe reclama una innovadora estrategia integral para Pakistán y Afganistan que liberaría a Afganistán de la OTAN (para defender a Europa de los magnates del narcotráfico de Kosovo), disolvería la banda narco-democrática de Karzai, nombraría al embajador estadounidense Karl Eikenberry como gobernador general de una administración de transición y vislumbría un cambio de misión radical de lo militar al contraespionaje y el refuerzo de la ley: una estrategia antinarcotráfico en Afganistán aplicada por la DEA y el FBI y una estrategia antiterrorista en Pakistán llevada a cabo por la CIA y el JSOC (Grupo de Comandos de Operaciones Especiales).
De Helmand a Haití
Una orden ejecutiva debería reconducir a los contingentes de marines desde el desierto de Helmand, donde se asan perezosamente observando los campos de amapolas, a las costas de Haití, donde podrían desempeñar una labor más decisiva como salvavidas reconstructores de la isla.
De Iowa a Helmand
La Guardia Nacional de Iowa, encabezada por Richard Holbrooke, debería liderar el contingente rural estadounidense al Sur de Afganistán como única alternativa a la creíble disuasión planteada por la erradicación aérea de la US Air Force (Fuerzas Aéreas de los EE. UU.) sobre el telón de fondo de las misiones despiadadas de “búsqueda y destrucción” de laboratorios de drogas y zulos llevadas a cabo por la DEA.