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Marja después del informe de acción

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Marja después del informe de acción

Evaluación preliminar

A efectos prácticos, la operación Moshtarak ha sido una perfecta demostración de cómo el 'nuevo' enfoque se fue a la basura del modo ya viejo y habitual y de por qué  resultaron inútiles el alto nivel de mantenimiento, concentración de tropas e intensificación de sus operaciones anti insurgentes.

Un desenlace fatal: hacer una algo incorrecto, de manera incorrecta y en el lugar equivocado.

Los objetivos iniciales de la operación fueron extremadamente ambiciosos: volver a 'vender' la nueva doctrina de una operación contra la insurgencia y obtener la buena voluntad  del público objetivo en EE. UU., la Unión Europea, Afganistán y Pakistán.

Lo incorrecto

La doctrina de una operación contra la insurgencia, resucitada y actualizada por el general Petraeus, es uno de los más significativos logros del intelecto militar norteamericano en el periodo posterior a la 'guerra fría'. Esto es indiscutible, no cabe la menor duda de ello.

La ventana de oportunidades que se abrió en Afganistán se cerró irreversiblemente cuando se empredió una estúpida invasión norteamericana de Iraq, en lugar de liberar a Pakistán de la red terrorista, para después, de inmediato, pasar de la operación antiterrorista a la contra- insurgencia, tanto en Pakistán como en Afganistán.

Hoy por hoy, pasados unos ocho años de la ocupación estadounidense, bastó con lanzar una mini- operación en Helmand y Kandahar, de acuerdo con los requerimientos clásicos de la doctrina de una operación contra la insurgencia, para que resultara “demasiado y muy tarde”:

•Para los afganos, el Gobierno central sostenido por EE. UU., es percibido como un cabildeo de Kabul  de capitalismo de amiguetes, un repugnante triunvirato democrático de señores de la tierra, las drogas y la guerra.  

•Al parecer, la inteligencia estadoundense en Afganistán no es capaz de reconocer la políticamente incorrecta realidad de que la talibanización, hábilmente aprovechada desde Pakistán, es una resistencia local a la total corrupción e incompencia del títere 'gobierno prefabricado', en un intento de defender el extremadamente rentable negocio del narcotráfico  de la 'protección' de las autoridades a través del latrocinio, la absorción hostil o de los impuestos.

•Incluso una operación contra la insurgencia a escala nacional, con participación de 400.000 efectivos estadounidenses (sin contar a los soldados- juguetes de la OTAN), supondrá una 'tarea de Sísifo', ya que a los insurgentes les encantan los guardias (porque llamarles 'autodefensas' ssería insultante) patrullando a lo largo de la frontera con Pakistán.

La solución incorrecta

Ha sido una receta contra el desastre, la de vender la leche antes de ordeñar la vaca. La campaña mediática debió de haber empezado antes y no durante la etapa de la operación definitiva o “limpieza”. 

Incluso Anthony Cordesman tuvo que admitirlo, a regañadientes, durante su última entrevista. 

Podría haber sido una brillante operación de lucha psicológica o de desinformación, en vísperas de la redada:
• Desinflar las expectativas para poder dar marcha atrás (si algo fuera mal, se haría)
• Preservar e impulsar la buena voluntad (si los resultados exceden de las expectativas, si Dios quiere) y recobrar la iniciativa.
•Coger por sorpresa a la comunidad criminal local de narcocombatientes y fabricantes de bombas.

El lugar equivocado

La operación Moshtarak debió de haberse realizado hace mucho tiempo y justo a lo largo de la frontera, en Pakistán, para convertir una operación secreta de JSOC/CIA en una operación pura contra la insurgencia,  acompañada por un desplazamiento de todas las tropas de EE. UU. de los países de la OTAN/ISAF.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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